Hora de ponerse el mono
Que no es lo mismo que ponerse mono o bacano, como suena en el Caribe. “Ponte bacano que hay baile hoy...”, decía el maestro colombiano Joe Arroyo en ‘Tumbatecho’, uno de sus éxitos musicales de los ochenta. Ahora lo que toca es ponerse el mono de trabajo, o lo que es lo mismo el overol, y afrontar de inmediato los retos laborales y académicos después del verano para superar rápido eso que llaman estrés post-vacacional.
Para quienes tuvieron vacaciones y pudieron disfrutar viajando, porque no es suficiente tener disponibles los quince o el merecido mes de descanso, sino la pasta para pagar billetes de avión, hoteles, comida y actividades de ocio.
Un estudio desveló que cada veraneante español gastaría este año una media de 1.700 euros en destinos nacionales, así que el ver cumplido el deseo vacacional para una inmensa mayoría supuso exponerse a las garras de un banco, y si es familia numerosa, a echar cuentas. Los créditos de consumo son leoninos y más en época de intereses altos, así que hay quienes optan por pasarlo a lo bien en casa con familiares y amigos, es casi que garantía de disfrute.
Difícilmente alguien puede levantar el brazo para decir que no se divirtió
Para los jóvenes que tuvieron el privilegio de salir y para quienes no, hay una realidad común, la vuelta a los estudios cualquiera que sea el nivel. El inicio o la continuidad de estudios superiores es una gran responsabilidad para chicos y chicas universitarios, fundamentalmente por el futuro de ellos mismos, pero además constituye un compromiso serio para con las familias o tutores que pueden permitirse o hacen enormes esfuerzos para pagar los costes propios de la formación académica y otros gastos como vivienda, transporte y alimentación, que seguro asumimos con gusto e ilusión madres y padres que tenemos hijos en edad estudiantil. Las becas son un alivio pero no tapan todos los agujeros.
Si no hubo viajes, hubo fiestas de verano, celebraciones patronales por los lugares más recónditos, conciertos y festivales que no están escritos, un fin de semana sí y el otro también, más bien, de domingo a domingo, así que difícilmente alguien puede levantar el brazo para decir que no se divirtió.
Ahora hay que apechugar con los estudios, es el estribillo que traslado a mi hijo y a sus colegas que aprecio, como aprecio a sus familias. El estudio es la responsabilidad Uno A, pero existen otras actividades relacionadas con el deporte, el arte o la formación extracurricular, que si se admiten, es por que son perfectamente compatibles, y por tanto, igualmente demandan compromiso y respuesta efectiva.
Ya vendrán las responsabilidades de arriendo o hipoteca, servicios públicos y los gastos de consumo que nos acompañan durante toda la vida, pero de los que realmente no somos conscientes hasta que nos toca pagarlos. Antes pagaron nuestros padres, ahora somos nosotros y en breve serán nuestros hijos, así que mientras llega el momento, apreciados jóvenes, aprovechen al máximo, que después no hay tiempo de llorar. Septiembre ya está aquí y el partido comienza.