Opinión

¿21 años de ilusión perdida? (II)

¿21 años de ilusión perdida? (II)

Como me había imaginado, mi primer artículo de esta pequeña serie dedicada a contar las andanzas y desventuras (principalmente desventuras) de mi paso inversor por Lanzarote ha generado cierta polémica. Por los mensajes que han recibido los medios que lo han publicado, por los que he recibido yo mismo, entiendo que todavía hay personas que se sorprenden cuando alguien afirma con tanta contundencia como lo he hecho que para poder poner en marcha mi sueño de transformar el Islote del Francés en algo digno para la historia futura me pidió dinero mucha gente, principalmente políticos, asesores y periodistas. ¿Y de qué se extraña la buena gente que no termina de creérselo? Este es, ha sido y parece que será el pan nuestro de cada día en este país de pillos (algunos prefieren llamarlos hoy en día corruptos). Porque que nadie se engañe, el rechazo de la inmensa mayoría contra lo que en esa parcela de terreno de Arrecife se ha proyectado tantas y tantas veces ha sido sólo una cuestión de dinero. Por dinero se ha organizado toda la gran mentira que ha rodeado a esta historia, y con dinero se terminará solucionando. Es lamentable, porque en el sueño de hace 21 años yo era el que ponía el dinero, yo era el que arriesgaba y el que invertía en el futuro. En la pesadilla actual algunos pretenden que sean los ciudadanos los que finalmente terminen poniendo el dinero para mayor gloria de los muchos interesados que se esconden detrás de otra nueva campaña de desprestigio que ya anticipé que iba a comenzar. Y comenzó.
 
Ése ha sido en todo este tiempo perdido el modo de actuar de estos mercenarios del desinterés público, el emplear floridos juegos de artificio para desprestigiar a un empresario de Gran Canaria que pocas veces ha querido o ha podido defenderse. Lo dije en el anterior artículo y lo digo ahora: son los mismos de siempre y hacen lo mismo de siempre. “Que nada cambie para que todo siga igual”. Ese es el lema de sus cobardes patronos, de los que les iré contando en su momento. Creo que la sociedad de Lanzarote, en particular, y la de Canarias, en general, ya sabe de qué y de quiénes estamos hablando unos pocos que nos atrevemos a denunciarles. Son auténticos ecologistas de salón que, por intereses particulares, la mayor parte de las veces de otros, se enfrascan en guerras absurdas que no conducen a nada, pero capaces de destrozar una ciudad como Arrecife, que ya no tiene futuro a corto plazo porque ellos lo han destruido. 
 
Absurdo es insistir una y otra vez en que la parcela del Islote del Francés puede algún día y en las circunstancias que ellos proponen ser de uso y disfrute público. Básicamente porque no vivimos en un régimen comunista, vivimos en un país afortunadamente moderno y avanzado, en el que la propiedad privada es sagrada. Y el Islote del Francés, les guste más o les guste menos, es una propiedad privada. Nunca me negué a que aquellos que defendían que la totalidad de la parcela fuera de interés público pudieran cumplir su sueño. Para ello era necesario negociar, hablar, compensar… siempre fue una tomadura de pelo tras otra. Nunca me negué a hacer un proyecto mixto, en el que se mezclara el interés público con el privado; de hecho, el proyecto de Boca Ratón en Florida estaba construido por el Condado, el Ayuntamiento y la iniciativa privada. Condado con la renta per cápita más alta del mundo, dando mayor participación al espacio destinado al disfrute de los ciudadanos que al que podrían disfrutar aquellos que realizaran la inversión en lo que el ex alcalde de Arrecife Cándido Reguera denominó como “icono”, que no era otra cosa que un edificio emblemático diseñado por algún arquitecto de reconocido prestigio internacional. No me he negado a casi nada, sólo a transigir con el burdo chantaje de esta panda de Papahuevos que lo único que quieren es imponer su visión cortoplacista de las cosas. Y ahora, como ven que no desfallezco en mi tal vez absurdo empeño de cumplir mi sueño, vuelven con los ataques. Que sigan. 
 
Parece mentira que el tiempo tarde tanto en dar la razón a quien la tiene. Cuando digo que esto terminará siendo una cuestión de dinero debo centrarme en lo que ha sucedido con el solar que todo el mundo en Arrecife conoce como el de Ginory. En estos días se ha publicado que el Ayuntamiento de la capital lanzaroteña ha tenido que elaborar ya un plan de pagos para hacer frente a la sentencia que obliga a indemnizar a los propietarios de una parcela, inicialmente de 20 millones de euros, pero son muchos más, 10 millones y algo, de intereses, casi 31 millones. Debería bastar a cualquier persona sensata la lectura del titular de esta información para entender que con semejante antecedente no se puede seguir jugando con otros casos, y mucho menos con el del Islote del Francés. Porque si el terreno de Ginory vale 20 millones de euros en sentencia judicial firme, ¿cuánto creen estos irresponsables que vale el Islote del Francés? Mucho más, es evidente. Pero eso a ellos parece que les da igual. Su interés nuevamente es desprestigiar al “especulador” empresario grancanario, su interés es presionar a las autoridades del Ayuntamiento de Arrecife para que no cedan al “chantaje” mercantilista, su interés es, en definitiva, conseguir que no se haga nada para que sus amos, los que realmente están detrás de ellos, los que los bailan, sigan llenándose los bolsillos mientras la capital de Lanzarote no avanza y languidece en una lenta agonía que sólo puede frenar gente con ganas y con dinero que hagan posible el milagro de la transformación que estos niegan. 
 
A ellos les da igual si dentro de unos años, menos de los que la gente se imagina, algún dirigente del Consistorio tiene que preparar un plan de pagos para el Islote del Francés mucho peor del que se ha tenido que preparar para Ginory. ¿Es eso lo que realmente quieren los políticos que dirigen la institución? ¿Es ésa la herencia que quieren dejar a los que vengan después? ¿Quieren hipotecar de por vida una administración que podría ser en otras circunstancias una de las más prósperas del Archipiélago?
 
Con el plan de pagos que ha preparado el actual grupo de gobierno de la capital, es lógico pensar que los propietarios del solar de Ginory podrían no aceptar, después de esperar 27 años. Estamos hablando de que finalmente el total a pagar superaría de largo los 30 millones de euros, pero que el tiempo de espera para cobrar es muy largo, puesto que se pretende por parte de las actuales autoridades, a las que en el fondo comprendo, que se prolongue la liquidación de la sentencia hasta 2036, un total 46 años para cobrar. De lo contrario, la institución no tendría capacidad financiera para hacer frente a su día a día. Y cuando digo más de 30 millones de euros me refiero a las cuentas oficiales, que ni siquiera se ajustan a la realidad. Lo más probable es que el juez suba el tipo de interés a más dos puntos sobre el interés legal; eso significa que hay que pagar 5 millones de euros más. Si nos fijamos en los tipos de interés de Estados Unidos, que han subido más de dos puntos y van a seguir subiendo, en 19 años lo más normal es que los tipos suban más de tres puntos, lo que significaría otros 10 millones de euros. Es decir, en un cálculo optimista la broma del solar de Ginory le va a costar a los ciudadanos de Arrecife más de 40 millones de euros, un auténtico disparate. 
 
¿Y cuál es el objetivo de los apedreadores oficiales del Islote del Francés? Que se convierta en un Ginory II. A ellos les da igual, insisto, porque la mayoría ha vivido, vive y sigue viviendo del cuento, además de no vivir en Arrecife la mayoría. A ellos no les duele el dinero público, no les duele que con esos 40 millones de euros o con la burrada que habría que pagar en el Islote se puedan construir colegios, hospitales, residencias para mayores…
 
Las cuentas son sencillas, y espero que los políticos, que ellos supongo que sí que querrán pasar a la historia por cosas buenas y no por dejar herencias envenenadas a otros políticos, sean conscientes de ello. Si a Ginory le dan en sentencia firme 17.328,09 metros cuadrados edificables, se está valorando el metro cuadrado construible en 1.154,92 euros, 1.781,30 euros por metro cuadrado construido si lo calculamos con los intereses. Resulta, y esto lo debe tener claro todo el mundo, que el Islote es exactamente igual: el Plan General Supletorio le ha dado 69.434,62 metros cuadrados edificables. Si lo valoramos como el Ayuntamiento ha valorado Ginory, nos daría la cantidad de 80.191.431,33 euros. Pero es más, si lo calculamos con el plan de pago y sus intereses, estaríamos hablando de que el Ayuntamiento de Arrecife debería desembolsar 123.683.888,6 euros. Pero voy más lejos, siempre con los cálculos oficiales y con lo que ha pasado con el solar de relleno ganado al mar, si Ginory tiene 11.552,06 metros cuadrados de solar y se le dan 17.328,09 metros cuadrados edificables, al Islote se le tendrían que dar por 57.862,18 metros cuadrados de solar que reconoce el Ayuntamiento 86.793,27 metros cuadrados edificables, lo que significa con el plan de pagos actual la cantidad de 154.604.851,9 euros, suponiendo que no suban los intereses. Lógicamente, cualquier contencioso tendría que contemplar estas cantidades como el mínimo a pagar.
 
¿Es eso lo que buscan los que tratan de tratan de reavivar la polémica con el Islote del Francés? Sí, es lo que buscan. Ellos en ningún caso tendrían que abonar directamente los 154 millones de euros, ni siquiera pagan el IBI. Así de triste y así de lamentable es la cosa. 
 
Me cuentan que alguno de estos recaderos de las fuerzas del mal, algunos de estos comunistas de salón a los que les gusta el buen vino y la buena mesa, los buenos coches y las buenas casas, están tratando de presionar incluso a personas que en su día compartieron su propio entorno ideológico. ¡Qué tengan cuidado no les vaya a brincar el conejo de la chistera! No me extraña. Son capaces de cualquier cosa. Me cuentan incluso que a la actual alcaldesa, Eva de Anta, una mujer que apenas conozco y sobre la que, por tanto, no me atrevo a hacer juicios de valor, le tienen la cabeza carcomida intentando presentar de nuevo el tema del Islote del Francés como algo que dejar aparcado para más adelante, para evitar en teoría que se consume el “turbio propósito” de sus legítimos propietarios. Espero, porque todavía conservo parte de la ilusión que puse en todo esto hace 21 años, que no se deje presionar por nadie, ni por los unos ni por los otros, que estudie el caso con tranquilidad, que se asesore bien y que se dé cuenta de que tenemos razón los mismos que hemos tenido razón siempre.
 
Este PGOS de Arrecife, ha estado desde sus inicios y hasta ahora bajo la supervisión del grupo de gobierno del Ayuntamiento de Arrecife, del que ha formado parte el PSOE siempre. El PSOE, y su socio de turno, encargan su elaboración a Gesplan, por reconocimiento expreso de la incapacidad del Ayuntamiento de hacerlo por sí mismo, y delega las competencias al Gobierno de Canarias para su aprobación, con matizaciones o sin ellas.
 
La alcaldesa y sus concejales se han reunido con el equipo redactor 43 veces y han celebrado tres comisiones a lo largo de este tiempo para ver y hacer las observaciones pertinentes. Siete años, primero el PSOE con el PP, después el PSOE con CC, hasta hace poco CC con el PSOE y ahora el PSOE solo, aunque con el PIL. Ponerle pegas a estas alturas y no aprobarlo inicialmente, para que los ciudadanos en los 45 días o más, si se pide, puedan presentar sus alegaciones, hace ruido, no suena bien, genera incertidumbre, lo peor que existe para la inversión. Siempre podrá iniciar después de aprobar este un nuevo Plan General que perfeccione y lo mejore, hay que pagarlo, claro está.
 
En estos instantes se vuelve a presentar una gran oportunidad. Sin prisa pero sin pausa. Arrecife merece algo mejor, Arrecife necesita inversión, necesita renovar su imagen, necesita llenarse de optimismo. Y lo necesita ya.
 
El debate gira en torno a aprobar o no el Plan General Supletorio. Lo que han costado los distintos planes que se han hecho, más de cuatro, y no se han aprobado superan los 10 millones de euros. Hay que aprobarlo, sin duda, pero no sin solucionar ya los contenciosos pendientes. Otra cosa, una acción como las que se han visto hasta ahora, supondría la quiebra del Ayuntamiento.

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