Opinión

Nada podrá con "Los Hijos e Hijas de las Nubes"

Nada podrá con "Los Hijos e Hijas de las Nubes"

Los españoles denominaron a los saharauis como "Los Hijos e Hijas de las Nubes" por su dependencia de las lluvias. Esta realidad de la climatología y el territorio donde siempre ha vivido el saharaui, sumado a que en toda lucha anticolonial los pueblos sometidos no tienen nada que perder y que la percepción del tiempo que tiene este pueblo, definido en un conocido refrán saharaui que reza, "Quien se viste con el tiempo, está desnudo en referencia a aquellas personas que esperan que el tiempo le solucione y le dé la respuesta a todo", me conduce a la conclusión que nadie ni nada vencerá la unidad, firmeza, esperanza y dignidad de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
 
La historia del Sáhara Occidental ha sido y sigue siendo, hoy también, la gran secuestrada. 43 años después de que España desamparara el territorio y a los saharauis, dejándolos desvalidos bajo las botas de un Estado marroquí, opresor, criminal y violador de los Derechos Humanos, según ONGS internacionales y locales, "Los Hijos e Hijas de las Nubes", desgraciadamente, continúan siendo los grandes olvidados. La mayor parte de las generaciones de menos de 40 años desconocen los principales acontecimientos que ocurrieron en Saguía El Hamra y Río de Oro, en el espacio temporal de una Ordenanza del Gobierno Español del 26 de Diciembre de 1884, donde tomaba bajo su protección las tribus saharauis locales, y el Acuerdo Tripartito de Madrid del 14 de Noviembre de 1975, en el que dicho gobierno, renunciaba al vínculo y la responsabilidad que tenía sobre todo lo allí acontecido, y lo vendía a Marruecos y Mauritania. Un proceso de descolonización que está inconcluso y que supone una obscenidad moral en el campo de la política nacional e internacional.
 
El gobierno español no podía, de forma unilateral, finalizar sus responsabilidades como potencia administradora, ni transferir la soberanía y la administración del territorio a otros estados ( artículo 73. Carta de la ONU ) que no poseían ningún vínculo jurídico, ni soberanía anterior sobre estos territorios. El Tratado de Viena, artículo 53, sobre derecho de los tratados, indica que cualquiera de éstos queda anulado en el momento que viole cualquier norma de derecho internacional y que, además, se pueda calificar como crimen internacional. Para las Naciones Unidas ( ONU ), que representa la legalidad internacional, el gobierno español continúa siendo la potencia administradora única del Sáhara Occidental. Y este lugar está inscrito en la agenda de la ONU como un territorio no autónomo, no concluyendo esta situación hasta que ejerza el derecho a elegir libremente su futuro. El Acuerdo Tripartito es nulo.
 
La venta del territorio, no sólo constituye una violación de la legalidad internacional porque de forma unilateral negocia la entrega del territorio por una serie de contrapartidas económicas en beneficio propio, sino también un crimen de lesa humanidad cometido por las autoridades españolas al colaborar activamente en la entrega de ciudadanos que hasta ese momento eran españoles y les amparaban unos derechos reconocidos. La responsabilidad histórica del gobierno español, no sólo está en que utilizó la represión y la violencia (Crímenes de estado: Bassiri) contra las aspiraciones legales y legítimas, reconocidas por la ONU, del  pueblo saharaui. Tampoco en que realizó una traición histórica a su Derecho de Autodeterminación y que fue y sigue siendo cómplice de la violación de los Derechos Humanos por parte del gobierno marroquí en los territorios ocupados ilegalmente del Sáhara Occidental. La dignidad del Estado Español está en que la Descolonización del Sáhara es su asignatura pendiente y que como continúa siendo la potencia administradora única, tiene el deber moral y político de resolver este conflicto que creó, entre 1975 y 1991,  una zona de guerra e inseguridad en el Magreb, que afectó a Canarias (Banco de pesca canario-saharaui, ametrallamiento de barcos y marineros canarios). Y que, hoy en día, sigue provocando un espacio de inestabilidad, conflicto y vulneración de los Derechos Humanos.

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