Opinión

Titerroy, una historia de identidad y autoestima colectiva

Jóvenes de Titerroy junto a la desaparecida Oficina de Turismo en el Parque José Ramírez Cerda.
Jóvenes de Titerroy junto a la desaparecida Oficina de Turismo en el Parque José Ramírez Cerdá.
Titerroy, una historia de identidad y autoestima colectiva

Me lo había dicho Paco Cabrera García, hace años, siendo entonces presidente del Cabildo de Lanzarote. Aunque ya muy mayores, lo sienten muy orgullosamente quienes formaron e integraron la Asociación de Vecinos Santa Coloma durante los años 70 y que entre 1971 y 1973, junto al párroco, don Francisco González, mediante la modesta aportación de los vecinos, económica y en mano de obra, construyeron la iglesia parroquial de San José Obrero.

Me lo saca a relucir Jorge Cabrera Morales cada vez que nos vemos y alegamos un rato. Me contó lo Begoña Ramírez Perdomo que lo dijo Juan Manuel García Manso en una de sus clases en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Lo dicen con frecuencia y sin pudor José Domingo Morera Aparicio, Queta Martín Noda, César Curbelo, Marcos Escobar Perdomo, Leonor Betancort, Tino Noda, Ofelia Farray y muchos, entonces niños y adolescentes, que integraron el grupo infantil de teatro que, de 1977 a 1980, interpretaron por toda Lanzarote, en play back, Jesucristo Superstar.

Lo sienten muy orgullosos Agapito de León y su hermana Tere, Gladys Acosta, Goyo García Luzardo, Erasmo García, Miguel Ángel Jiménez, Toto Hernández, Emeterio Hernández y su hermana Dory, Ye Cabrera, Toñito Hernández Camacho, Pancho García Sánchez, Juan Ramón Eugenio, Tete Suárez, Benedicta Curbelo y Miriam Padrón, David Robayna, Sergio González (Melona), Quique Martín, Marcial Brito, Toñín Correa, Luismi Padrón, Marco Julio Cedrés y muchos más que formaron la gran generación de jugadores de balonmano de los nacidos en los años 1959 a 1970.

Eludir las graves consecuencias de la droga

Lo saben pero no lo dicen por pudor o por lo que fuera todos los que vivieron en Santa Coloma, hoy Titerroy, desde finales de la década de los 60 hasta finales de la de las 80. También lo sintieron quienes compartieron entre 1999 y 2006 el esplendor de la actividad de la Asociación de Vecinos Titerroy y de sus Fiestas Patronales de San José Obrero. Aún así, aunque lo viví y lo sabía, creo que no había caído suficientemente en ello hasta hace hoy, 13 de octubre de 2023, exactamente un año. 

Como he dicho, aunque lo sabía, me hizo caer bien en la cuenta de ello, el jueves, día 13 de octubre de 2022, David de la Hoz Fernández, durante su charla, en la Sociedad Democracia Arrecife 'Una mirada Regenerativa desde Arrecife'. Titerroy, que primero se llamó Maneje y luego Santa Coloma, sus vecinos, un —para muchos— irrepetible movimiento juvenil, sin la influencia ni la colaboración de agente externo alguno, durante las algo más de dos décadas aludidas (1975-1998), generó y vivió un extraordinario proceso de identidad colectiva que llevó a sus vecinos, principalmente a los jóvenes, a un estado de autoestima que les llevó a vivir mejor, ser felices y, de manera muy especial, eludir las graves consecuencias de la droga, que por entonces hacía su aparición y que generó estragos en la juventud de Arrecife. 

Mientras documentaba y contrastaba este relato me lo volvían a decir muchos: "A quienes no siguieron con nosotros se los llevó la droga". Aquel movimiento se llamó San José o San José Obrero.

Un movimiento irrepetible

Quizás, un momento culmen, icónico, de aquel movimiento fue cuando en abril de 1985, un grupo de 11 chicas de barrio, el equipo juvenil femenino del CB San José Obrero, se proclamó Campeón de España de balonmano. Pero, aquel campeonato de España, las '24 horas de balonmano', los encuentros en los árboles, hoy Parque Los Pinos, para enamorar o jugar al Monopolio, los domingos en la playa de Fariones, Superstar con sus ensayos en el Salón Cultural y las partidas de envite cuando íbamos a actuar por los pueblos de la isla, la Escuela de Balonmano San José Obrero que muchos años fue verdadera cantera del balonmano canario, las quedadas de la pandilla del San José en el parque Islas Canarias y Bodegón Los Conejeros, la excursión al Cine Costa Azul para ver la película Jesucristo Superstar, los guateques en los locales de las calles Pamplona o El Vicente, las Fiestas de Fin de Año en el Salón Cultural de Santa Coloma o más tarde en El Cacharro, las Fiestas de San José Obrero...

Todo ello fue producto de un movimiento vecinal, social, parroquial, deportivo y juvenil con criterio, sin tabúes, autónomo, vanguardista, transgresor, valiente y, sobre todo independiente, lo hizo posible. Un movimiento, a decir de la mayoría de sus protagonistas, irrepetible.

PD1: Tal y como lo escribí con ocasión de devolvérmelo a la memoria David de la Hoz hace hoy exactamente un año. 
 
PD2: Lógicamente faltan muchos, muchos nombres. En ningún caso ha sido por olvido, les recuerdo a todos. Solo es cosa estilo. Mis disculpas.

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