Opinión

La cuenta atrás

Las próximas elecciones locales y autonómicas se celebrarán en España el domingo 28 de mayo. Estamos en el último cuarto de la presente legislatura y ya se nota que hemos entrado en plena precampaña electoral. En los medios de comunicación empiezan a aparecer algunos aspirantes a estar en las próximas listas electorales que creíamos retirados de la actividad pública; con las elecciones a la vista, los políticos empiezan también a ser visibles en acontecimientos deportivos, culturales, fiestas, bautizos y procesiones. Los partidos comienzan a organizar convenciones, presentaciones, almuerzos, cenas o mitines que sirvan de soporte para  hacerse notar y trasladar los mensajes a sus seguidores.

Las encuestas y los cualitativos circulan estratégicamente para insuflar moral en los propios y para desorientar  a los adversarios. También los trabajos sociológicos son utilizados por algunos dirigentes para colocar adecuadamente a aquellos compañeros más sumisos y, de paso, cerrar el paso a los más díscolos con la dirección. Aunque discretamente, todos los partidos trabajan ya en las posibles candidaturas a los ayuntamientos, cabildos y Parlamento. 

De cara a las listas que presentarán los ayuntamientos, los partidos buscan ansiosamente al representante de cada zona, barrio o distrito que pueda aportar más votos a la candidatura; en términos generales pesa y se premia más la popularidad que la preparación técnica. En las distintas planchas a los cabildos se pretenden candidatos en el ámbito comarcal que representen territorialmente a la Isla y concilien las sensibilidades internas de cada organización. En las del Parlamento la política está por encima de las bazas que se juegan para ayuntamientos y cabildos; y en los partidos estatales las respectivas direcciones en Madrid tienen mucho que decir sobre las propuestas que se eleven desde las Islas; la fidelidad probada a Sánchez, Feijóo o Abascal -aún no sabemos a quién en Unidas Podemos- será determinante.

En los partidos de ámbito canario la Isla goza de una gran autonomía a la hora de decidir la candidatura que le represente al Parlamento de Canarias.

En este caso, en el cálculo de los distintos partidos también está cómo será el momento inmediatamente después a que se conozca el veredicto de los ciudadanos. La misma noche electoral los teléfonos echarán humo y los intermediarios interesados harán su discreta aparición para que los pactos, acuerdos o, en algunos casos, componendas, obedezcan a sus intereses particulares. 

La diferenciada realidad insular y el hecho de que en Canarias concurran junto a los partidos estatales -PSOE, PP, VOX y Unidas Podemos- partidos netamente canarios -CC y NC- hace que cada día sea más difícil obtener mayorías absolutas. Los acuerdos y los pactos marcarán la mayoría de los gobiernos en el ámbito municipal, un espacio donde las relaciones personales prevalecerán a las directrices de los partidos en la mayoría de los municipios; solo pueden escapar de esa dinámica las capitales o municipios de mayor entidad poblacional que tenderán a buscar acuerdos que sean coherentes con el pacto que se alcance para gobernar Canarias.

Tampoco será fácil encontrar coherencia política a la hora de trasladar los acuerdos necesarios para gobernar cada uno de los cabildos al pacto necesario de gobernabilidad para Canarias. Cada Isla tiene sus peculiaridades políticas y, probablemente, el pacto para gobernar el Cabildo de Gran Canaria no se parecerá en nada a los que sean viables en Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro o La Palma.

La cuenta atrás para colocar todas las piezas del rompecabezas que hay que armar para conformar los gobiernos locales y autonómico, a partir de que se conozcan los resultados electorales de mayo del 2023, ya ha comenzado.

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