Opinión

El mar de dudas del PNV y ERC

A. Ortuzar, PNV.
A. Ortuzar, PNV.
El mar de dudas del PNV y ERC

El pasado domingo el Partido Nacionalista Vasco obtuvo cinco diputados, es decir, uno menos de los que logró en las elecciones generales de 2020; en número de votos pasó de tener 379.002 en 2020 a 275.782  (103.220 votos menos). Mientras, su principal competidor en el espacio nacionalista vasco, EH Bildu, pasó de tener cinco diputados en las elecciones generales de 2020 a seis en el encuentro con las urnas hace una semana; en número de votos, el partido que lidera Arnaldo Otegui pasó de tener 277.741 apoyos a los 333.362, ha crecido en 55.741 votantes.

En Cataluña, la complicidad manifestada a lo largo de la pasada legislatura de Ezquerra Republicana con el Gobierno de Sánchez le ha llevado a un histórico batacazo electoral en beneficio del Partido Socialista de Cataluña que lidera Salvador Illa. Ezquerra perdió el pasado domingo la mitad de sus votantes. El partido de Oriol Junqueras se dejó en el camino 412.396 votantes de los 874.859 que le había apoyado en 2020. La presencia de los republicanos catalanes en el Congreso de los Diputados queda reducida a siete sillas de las 13 que disfrutaban hasta ahora.

Descartado un gobierno presidido por Feijóo

Si tomamos como referencia los resultados electorales del 23-J, el apoyo prestado estos últimos años por el PNV y ERC al Gobierno de Sánchez ha sufrido una dura penalización en las urnas. Teniendo en cuenta que las elecciones autonómicas vascas y catalanas están por venir, la reflexión que sugiere los datos señalados es la de si Ortuzar y Junqueras darán continuidad a sus políticas continuistas de apoyo al gobierno español articulado entorno a Pedro Sánchez o se produce una cambio de estrategia que les lleve a separarse del bloque que viene apoyando al líder del PSOE desde la censura a Rajoy.

Obviamente la cuestión no es baladí a la hora de proyectar las opciones que tiene España de tener un nuevo gobierno o estar abocados a una nueva repetición electoral. Descartada por políticamente inviable la posibilidad de un gobierno presidido por Alberto Nuñez Feijóo, estamos ante un escenario muy parecido al que hemos tenido en los últimos años.

Sánchez ha demostrado saber moverse en las arenas movedizas

En la articulación de una mayoría parlamentaria en torno al eje PSOE-Sumar, en esta ocasión puede pesar más las estrategias de PNV y ERC que la negociación política con el partido de Puigdemont. En una negociación política siempre hay margen para encontrar puntos de encuentro. Pedro Sánchez ha demostrado saber moverse en las arenas movedizas que envuelven las relaciones con los partidos independentistas. Además, su estrategia de diálogo y búsqueda de acuerdos con los partidos rupturistas, a corto plazo al menos, han sido exitosas, tanto en Cataluña y Euskadi como en Navarra; los resultados electorales del pasado domingo son, de alguna manera, un aval a sus políticas. 

Lo que no puede cambiar Sánchez es la preocupación creciente que existe en el seno de los partidos que presiden Ortuzar y Junqueras. En Euskadi, EH Bildu ha adelantado por la derecha y por la izquierda al centenario Partido Nacionalista Vasco y avanza  firme a convertirse en el primer partido de los vascos. La capacidad de movimientos que tiene el PNV en sus manos para ofrecer un proyecto que se diferencie de los de Otegui y recupere la confianza de sus electores son muy limitados; ¿incidirá en formar parte del grupo de partidos que apoyan a Sánchez, del que también forma parte Bildu, o intentará mover el tablero?

En parecida tesitura está Ezquerra que está viendo cómo el PSC le está comiendo el terreno a pasos agigantados. Es de esperar algún movimiento que les permita frenar la caída al abismo en la que están inmersos. Más de lo mismo que les llevará a la insignificancia política o arriesgar a que se den nuevas cartas con la repetición de las elecciones.

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