Opinión

Si Rivera hila fino

Los resultados de las elecciones en Andalucía y las últimas encuestas publicadas de cara a las elecciones generales agitan todavía más, si cabe, el mapa político en España.
 
Prácticamente todos los sondeos proyectan a nivel estatal un resultado similar a lo ocurrido en las elecciones andaluzas: irrupción de la extrema derecha, a la que Vox le pone nombre; retroceso de la extrema izquierda, liderada por Podemos; continuidad de la escalada de Ciudadanos; caída del PP, principal nutriendo a Vox y Ciudadanos, foto fija para los partidos territoriales y ligero ascenso del PSOE al calor del aire que aún le queda al Gobierno de Pedro Sánchez. Otra interesante conclusión que se puede extraer de los últimos sondeos es que la suma del centro-derecha (PP, Ciudadanos y Vox) está en un empate técnico con la suma de la izquierda -PSOE, Podemos y los partidos nacionalistas-, si bien de estos últimos el PNV puede jugar por la derecha, la izquierda y el centro.
 
Con el escenario descrito de fondo, cada uno de los partidos comenzará a mover ficha de cara a aproximarse a la parte del electorado más volátil, que puede inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Los márgenes de cada una de las opciones políticas que competirán en las próximas elecciones serán bien diferentes. Vox intensificará el discurso que muchos ciudadanos quieren escuchar sobre la unidad de España, la inmigración o la supresión de las autonomías. Podemos se aferrará al discurso que le gustaría escuchar a los que tienen posiciones antagónicas a las que representa Vox, jugando a la ambigüedad en el tema territorial. El PP intentará convencer al electorado conservador de la utilidad de votar al principal referente de la derecha. Los partidos nacionalistas ahondarán en un mensaje a la medida de sus votantes territoriales, que pueden ser árbitros -una vez más- en la confrontación derecha-izquierda. Quienes, a mi juicio, tienen mayor capacidad de movimientos para intentar captar el voto de los que aún no lo tienen decidido son el PSOE y Ciudadanos.
 
Tanto PSOE como Ciudadanos tendrán que afinar sus estrategias, porque desde la misma manera que pueden comer de otras formaciones políticas corren el riesgo de ver afectados sus apoyos. Los socialistas, liderados por Pedro Sánchez, hasta ahora se han movido estratégicamente hacia la izquierda restándole espacio a Podemos. Prácticamente abandonaron el centro político -que les ha abierto las puertas a gobernar España en veintiuno de los cuarenta años que hemos disfrutado de libertad y democracia.
 
El resultado de las elecciones andaluzas ha abierto el debate interno sobre las dudas que plantea seguir ahondando en planteamientos políticos que, si bien restringen las opciones de Podemos, los alejan de Ciudadanos. La proyección del resultado de Andalucía al resto del Estado quizá obligue al PSOE a revisar su estrategia, para evitar la consolidación de un tripartito de centro-derecha que los aleje de volver a contar con opciones de gobierno.
 
Ciudadanos es en teoría la opción con más capacidad para moverse en un espacio ideológico más amplio, que abarca desde los socialdemócratas más decepcionados con las políticas de Sánchez a votantes de la derecha pura y dura, que se disputarán con Vox y el PP. Albert Rivera y los suyos hasta ahora se han venido moviendo en ese amplio espacio político, que le ha permitido pactar con el PP -Madrid o Murcia- y con el PSOE -el apoyo dado a Susana Díaz en Andalucía es el mejor ejemplo-.
 
Ciudadanos tendrá que moverse con mucho tacto político para que sus potenciales votantes no lo abandonen. En Andalucía tienen una buena prueba de fuego. Su apuesta por buscar acuerdos con el PSOE para no depender de Vox es inteligente. Ahora bien, corre muchos riesgos que una buena parte de sus votantes más conservadores -antisocialistas- se vuelvan a refugiar en el PP o se sumen a los planteamientos más extremistas que representa Vox.
 
De los movimientos que se vayan produciendo en los próximos meses, y de los resultados de las citas electorales que tenemos por delante en 2019, veremos si España se parte en dos bloques de derecha e izquierdas o, por el contrario, se consolida una opción transversal que se convierta en bisagra entre ambos. Ciudadanos, si acierta en su estrategia, puede convertirse en el partido de centro que dé equilibrio a la política española. Rivera tiene en sus manos lograrlo. Si no lo consigue será porque no ha sabido aprovechar esa oportunidad.

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