Opinión

23-J, ¿y ahora qué?

Nueva Canarias - bloque canarista
Nueva Canarias - bloque canarista.

Las trascendentales elecciones generales, celebradas el pasado domingo 23 de julio, nos dejan numerosas conclusiones destacables. La importante resistencia socialista y de su líder, Pedro Sánchez, mejorando sus datos electorales de noviembre de 2019. El insuficiente resultado del PP, alejado de las altas expectativas infladas por el helio de las encuestas, más propagandísticas que científicas, y por el descarnado apoyo de la mayoritaria armada mediática de las derechas. El importante retroceso de la extrema derecha tras su reciente acceso, de la mano del PP, a los gobiernos de diferentes comunidades y ayuntamientos; aunque mantienen tres millones de votos. El modesto resultado de Sumar, aunque su papel sea necesario, pero no suficiente, para posibilitar una mayoría de progreso. El significativo repliegue de los partidos territoriales, muy visible en Cataluña, pero afectando también al PNV…

Animados por los resultados de los comicios del 28 de mayo —en los que influyó de manera determinante el hundimiento de Unidas Podemos en distintas comunidades autónomas y corporaciones municipales—, las derechas esperaban eufóricas unas elecciones que se iban a celebrar, en principio, en el mes de diciembre. Convencidas de que estas supondrían la llegada triunfal al Gobierno del Estado de la alianza PP-Vox, Feijóo-Abascal o, si lo prefieren, derecha conservadora tradicional-extrema derecha.

Pero Pedro Sánchez sorprendió y descolocó a todos con la convocatoria de elecciones para finales del mes de julio. Una decisión que se ha confirmado esencialmente positiva para las organizaciones progresistas, para el futuro político del propio Sánchez y para los valores democráticos. Entre otros factores al posibilitar que todo el mundo pudiera tener muy presentes y cercanos los pactos entre PP y Vox en Baleares, Comunidad de Valencia o Extremadura, así como en más de un centenar de ayuntamientos. Y estar comprobando en la práctica como, para conseguir poder, el PP se plegaba sin ningún problema a las reaccionarias exigencias de la derecha más radical.

Comenzaron eliminando departamentos de igualdad en gobiernos y corporaciones locales y negando la violencia de género y ninguneando a sus víctimas. Mostrando su desprecio hacia homosexuales y lesbianas. Negando la existencia y los efectos de la crisis climática. Clausurando los muy izquierdistas carriles bici en algunas ciudades. Y censurando obras de teatro, libros o actuaciones musicales. La agenda política del extremismo se abría un amplio hueco en las instituciones. Con el beneplácito del PP, no hay que olvidarlo. La ciudadanía no lo hizo el 23J.

Extrema derecha

En el ámbito local y autonómico mostraron sin complejos los ejes de lo que sería el futuro Gobierno PP-Vox en el Gobierno español. Con numerosas decisiones que constituían una poco disimulada asunción por parte de los de Feijóo de buena parte del programa de la extrema derecha en las nacionalidades y regiones. En la llegada a puestos de gran responsabilidad y enorme valor institucional, como las presidencias de las cámaras autonómicas, de personas extremistas —muy alejadas del sentir mayoritario mucho más moderado del conjunto de la ciudadanía—, que alardean públicamente de su machismo, racismo, homofobia y negacionismo respecto a las vacunas o la crisis climática. Además, el programa de Vox para el 23J suponía una auténtica contrarreforma reaccionaria de la Constitución, incluyendo la derogación del estado autonómico.

En definitiva, un cúmulo de actuaciones dirigidas a un grave retroceso de los derechos y de las libertades que se han ido conquistando en las últimas décadas. Los estrategas del PP debieron pensar que la ciudadanía y, especialmente los sectores progresistas, asistirían pasivamente a ese carrusel de imposiciones reaccionarias contra el feminismo, los derechos LGTBI, la ecología o la cultura. Se equivocaron.

Se produjo una movilización en las urnas en el conjunto del Estado que dejó al PP y a Vox lejos de la mayoría absoluta que pretendían y que algunos gurús demoscópicos les dieron por asegurada, pero sin olvidar que las derechas tienen 11 millones de votos, superando al conjunto de las izquierdas. Con unos resultados que abren las puertas a la constitución de un Gobierno progresista, que precisa contar con el apoyo de los partidos nacionalistas catalanes y vascos. El actual PP sólo tiene un socio relevante, Vox, la extrema derecha, y con esta no suma por mucho que intenten incorporar a UPN y CC. Además, resulta patético que en el PP pidan que se deje gobernar a la lista más votada cuando ellos no lo respetaron en Extremadura o en Canarias; ni en más de un centenar de municipios, entre otros Barcelona, Gijón, Valladolid o Santa Cruz de Tenerife. Y olvidando cómo llegaron al poder Ayuso o Almeida tras no ganar las elecciones frente a Gabilondo y Carmena, respectivamente. Escasa o muy interesada memoria.

Otra cosa es que sea muy complicado tejer ese futuro Ejecutivo progresista, entre otros factores al salir muy debilitados en las urnas algunos de los socios del PSOE en la anterior legislatura, especialmente ERC, pero también redujo sus apoyos el PNV, que tiene elecciones en Euskadi el próximo año. Habrá dificultades para el establecimiento de acuerdos. Y, por ello, asoman las sombras de un bloqueo y una repetición electoral que en modo alguno deseamos.

Con relación a Canarias, el PSOE resistió como partido más votado el 23J, con seis diputados y diputadas, logrando además siete de once senadores; y Sumar consiguió representación por la circunscripción de Las Palmas. Los otros escaños a formaciones estatalistas fueron para PP (6) y Vox (1). CC mantuvo su escaño por las islas occidentales.

NC-bc

Respecto a Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc), nos quedamos cerca del escaño por la circunscripción de Las Palmas, apenas a 3.000 de los 45.000 que hubiesen otorgado un acta a Luis Campos. Quiero resaltar la excelente campaña realizada por nuestros candidatos y candidatas y sus equipos, así como la entrega de nuestra militancia, en un marco muy complejo caracterizado por la enorme polarización y los escasos recursos y limitada presencia mediática.

El 23J nos confirma como la organización con más apoyos electorales del espacio nacionalista y canarista en las islas orientales, ampliando notablemente la diferencia con CC (pasando de 1.372 votos más en abril de 2019 a los 9.000 del reciente 23J). En cualquier caso, nos preocupa, y mucho, la escasa representatividad de las fuerzas políticas de obediencia canaria en las Cortes Generales. Circunstancia que nos parece necesario corregir para lograr una mejor defensa de esta tierra, como avala con hechos contrastados la historia reciente.

Nos gustaría que los representantes canarios, los hombres y mujeres elegidos por las distintas opciones políticas, vayan a Madrid a poner por delante la defensa de nuestra tierra, sus derechos y singularidades; y que no suceda, como hasta ahora, que siempre se imponen las estrategias e intereses de sus organizaciones estatales en detrimento de las islas. Y, asimismo, deseamos que sea posible conformar un Gobierno de progreso que defienda coherentemente los derechos y libertades, la igualdad, la diversidad y el autogobierno; que combata con firmeza la regresión, la intolerancia, el negacionismo y cualquier forma de autoritarismo. Y que respete los derechos y fueros de Canarias.

En definitiva, desde Nueva Canarias-Bloque Canarista celebramos el frenazo que los ciudadanos y ciudadanas dieron este 23J en las urnas a la involución en derechos laborales, igualdad, diversidad o crisis climática, así como a los intentos centralizadores que pretenden acabar con el estado de las autonomías. Por nuestra parte seguiremos comprometidos en la defensa consecuente de los derechos sociales y los servicios públicos, así como de los intereses y singularidades canarias en todos los ámbitos. Implicados también en la imprescindible tarea de continuar fortaleciendo y ampliando el espacio canarista, lo que exige analizar nuestras debilidades y limitaciones, tomando medidas para tratar de superarlas; y, asimismo, abrir puertas a la incorporación de personas y grupos para continuar construyendo un proyecto más amplio, plural y permeable a la aportación de los distintos sectores de la sociedad canaria.

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