Opinión

Extrema derecha, la democracia en riesgo

Abascal y Ortega Smith.
Abascal y Ortega Smith.
Extrema derecha, la democracia en riesgo

La extrema derecha avanza en el mundo, presidiendo gobiernos, implementando políticas profundamente reaccionarias, estimulando el odio hacia diversos colectivos y, este es uno de sus grandes éxitos, consiguiendo que las derechas tradicionales asuman muchos de sus postulados. También alcanzó el poder en varios estados en los años veinte y treinta del siglo pasado y las consecuencias fueron terribles para la Humanidad, no conviene olvidarlo.

Las razones de su crecimiento en la etapa reciente son muy complejas, pero entre ellas se encuentra la desafección ante la política y las instituciones tras los efectos económicos y sociales de la crisis financiera de 2008. También errores en las prácticas, las prioridades y el discurso comunicativo de las izquierdas que se hace preciso analizar y corregir.

Uno de sus logros recientes es la llegada del ultraliberal Javier Milei a la Presidencia de Argentina. Un personaje que pretende acabar con el sector público, impedir cualquier muestra de protesta social y restringir los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres. Contrario a la educación pública, negacionista de la crisis climática, defensor de la venta legal de órganos humanos… Por cierto, fue apoyado por Abascal, pero también por Rajoy o Esperanza Aguirre, confirmando la peligrosa deriva de las derechas clásicas.

En Estados Unidos, los sondeos apuntan al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El mismo que durante su mandato se destacó por un cóctel que mezclaba racismo, machismo, xenofobia o ninguneo de la Crisis Climática. El que apoyó el Brexit, mostró una abierta hostilidad hacia la Unión Europea y minusvaloró la pandemia de la Covid 19. Culminando su larga lista de despropósitos no reconociendo su derrota en las urnas frente a Joe Biden y animando al asalto al Capitolio por sus fanáticos seguidores en enero de 2021.

América Latina y Unión Europea

En América Latina en octubre de 2022 las urnas dejaron fuera de la Presidencia a otro ultraderechista, Jair Bolsonaro, derrotado por Lula Da Silva. Al igual que su maestro Trump, Bolsonaro se negó a aceptar la derrota y sus simpatizantes atacaron en enero de 2023 distintos edificios gubernamentales en un claro intento de golpe de estado. Reproduciendo el modelo que dos años antes había puesto en jaque a la democracia estadounidense.

En la Unión Europea formaciones de extrema derecha presiden los gobiernos en Italia o Hungría y forman parte o apoyan a los ejecutivos en Finlandia, Suecia y Países Bajos; aunque han recibido un revés al perder recientemente Polonia, donde Donal Tusk consiguió desplazar al ultraconservador y antieuropeísta Mateusz Morawiecki. El nuevo primer ministro polaco asegura querer poner fin a la hostilidad institucional contra las minorías sexuales, defender los derechos de las mujeres y descentralizar el poder estatal.

Entre los elementos comunes de sus discursos y actuaciones destacan el rechazo a los inmigrantes, las políticas discriminatorias contra el colectivo LGTBI, los recortes en los servicios públicos y la reducción de las prestaciones sociales. En el caso de Hungría se ha producido, además, una enorme involución en su sistema democrático, lo que ha llevado a distintas intervenciones de presión por parte de la Unión Europea.

Paralelamente, se ha ido incrementando la violencia por parte de grupos de extrema derecha y neofascistas en la Unión Europea. En las recientes manifestaciones en la sede del PSOE en la madrileña calle Ferraz concurrieron ultraderechistas y fascistas de muy diversos grupos, no faltando saludos nazis y corales cánticos del Cara al Sol.

Estado español

En el Estado español la ultraderecha suma, asimismo, un posicionamiento que niega la diversidad territorial y pluralidad nacional, que plantea la desaparición de las comunidades autónomas, desde un ultranacionalismo español exacerbado e intolerante; y agresivo verbalmente, como en distintas declaraciones de Abascal, y físicamente, como el reciente comportamiento de Ortega Smith en el Ayuntamiento de Madrid. Su presencia es pequeña en el conjunto del ámbito institucional canario, pero cuentan con grupo en el Parlamento.

En mayo el bloque conservador ganó claramente las elecciones autonómicas y locales y parecía inevitable su triunfo en las generales. La derecha extrema resultaba determinante para que el PP pudiera regresar a La Moncloa tras las adelantadas elecciones del 23J, pero los números no dieron. Afortunadamente, las urnas impidieron un Gobierno del PP apoyado por Vox, UPN y CC. Según distintos analistas por la combinación de la movilización del voto progresista y de las mujeres, así como por el rechazo que en algunos territorios causa su feroz centralismo.

Tuvo mucho que ver, sin duda, el rechazo ante las decisiones adoptadas por los gobiernos de los que forma parte la ultraderecha tras los comicios de mayo donde ganó mucho poder autonómico y local la alianza PP-Vox. Unos gobiernos que, inmediatamente, procedieron a la eliminación de los departamentos de igualdad y a la reducción de los fondos públicos para la lucha contra la violencia de género (aunque esto también se hizo en Canarias, en los Presupuestos de la Comunidad para 2024, por parte de CC y PP).

Discursos machistas y homófobos

Usando las instituciones para amplificar sus discursos machistas y homófobos. Despreciando la lucha contra las emisiones contaminantes y colocando como prioridad la eliminación de los carriles bici. Censurado obras teatrales y disminuyendo las partidas para cultura; esto último, el recorte en cultura, también sucede en las cuentas públicas canarias para el próximo año.

El PP no solo ha facilitado el acceso de la extrema derecha a consejerías y presidencias de parlamentos autonómicos y aceptado muchas de sus propuestas más reaccionarias. Además, copia sus estrategias: puesta en cuestión de la limpieza del proceso electoral, elevación de la crispación y de los insultos, intento de deslegitimación del Gobierno o, en fin, deshumanización del adversario político. Gasolina para el incendio del odio, en definitiva.

La asunción por la derecha tradicional de buena parte de la agenda ultra se va extendiendo por casi toda Europa. Incluso en Francia que, hasta ahora, ha mantenido un cordón sanitario a su grupo más representativo, Agrupación Nacional. El presidente Emmanuel Macron acaba de sacar adelante una restrictiva ley migratoria con el apoyo de la extrema derecha; tanto, que la líder ultra Marine Le Pen lo califica de 'victoria ideológica'.

Migrantes

Igual sucede con el reciente acuerdo del Parlamento y el Consejo de la Unión Europea (UE) sobre el pacto de migración y asilo, que confirma la capacidad de extrema derecha para contaminar las políticas. Un acuerdo que trata a los migrantes como mercancía y permite a los estados miembros negarse a acogerlos a cambio de abonar 20.000 euros por cada persona que se rechace ubicar; y externalizando su atención en países frontera, como Marruecos o Libia, donde no se garantizan los más elementales derechos humanos. Asimismo, elude una realidad esencial para Canarias como es la acogida de los menores no acompañados.

Además, el Parlamento y el Consejo europeos no han priorizado las medidas y acuerdos dirigidos a establecer rutas legales y seguras en un territorio, como la Unión Europea, con una baja natalidad que obliga a la recepción masiva de inmigrantes para que no colapse la economía. Tanto que en los propios análisis de la UE se estiman distintos escenarios en cuyo nivel medio asegura que se precisaría absorber al menos 2 millones de inmigrantes al año de aquí a 2050.

Un riesgo para la democracia

La extrema derecha supone un riesgo para la democracia no solo porque, como ya ha ocurrido, se muestren dispuestos a no aceptar su derrota en las urnas e imponerse por otros medios. También la vacían, la convierten en democracia formal, como sucede en Hungría. Y, asimismo, son un peligro porque intenta eliminar los componentes de solidaridad, de equidad, de igualdad entre mujeres y hombres, de reconocimiento a la colectividad LGTBI o de respeto al medioambiente y al Planeta. 

Las próximas elecciones europeas servirán de termómetro sobre la implantación de la extrema derecha. Hoy copan más del 15% de los escaños en la Cámara y aspiran a superar esos datos en los comicios que se celebrarán en junio de 2024. E influyen más que hace una década. Poniendo en grave riesgo la democracia, las libertades y los derechos cívicos.

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