Opinión

La salud mental en Lanzarote: una urgencia que no se puede seguir callando

Salud mental.
Salud mental.
La salud mental en Lanzarote: una urgencia que no se puede seguir callando

Vivimos en una isla pequeña, donde casi todos nos conocemos de vista o de nombre. Pero, aunque estemos cerca en kilómetros, muchas personas siguen viviendo su sufrimiento emocional en silencio, como si no existiera o no tuviera importancia. La salud mental en Lanzarote no puede seguir en segundo plano, porque lo que está en juego es la vida y el bienestar de nuestra gente.

Las listas de espera son tan largas que mucha gente se rinde antes de conseguir una cita. No es normal que alguien con ansiedad, depresión o un momento límite tenga que esperar meses o lo vea un psicólogo cada tres meses. El dolor no entiende de turnos ni de calendarios oficiales. Las personas no pueden adaptarse a la agenda del sistema cuando lo están pasando mal. A esto se suma que casi nadie sabe a dónde llamar o a quién acudir cuando hay una urgencia emocional. No se conocen los teléfonos de ayuda, ni los servicios disponibles, ni los pasos para pedir apoyo psicológico. Y pedir ayuda no debería ser una carrera de obstáculos: debería ser algo fácil, rápido y humano.

Otra parte del problema es el silencio. Durante años se ha tratado este tema como si fuera algo privado, algo que mejor no nombrar. Pero el malestar emocional no es un asunto aislado: nos toca como sociedad. La soledad, el agobio o el miedo a no poder más no son fallos personales, son señales de que el sistema no llega o llega tarde. Por eso hace falta hablar, sin vergüenza ni miedo. Preguntar de verdad cómo está la gente. Escuchar con calma. Estar presentes. No basta con no juzgar: hay que acompañar, estar cerca y no mirar para otro lado.

También es cosa de comunidad. Las asociaciones, los colegios, los profesionales, las familias y las instituciones tienen que remar en la misma dirección. No desde la improvisación, sino con organización, recursos y voluntad. Hay personas que quieren ayudar, pero necesitan medios, coordinación y espacios para poder hacerlo.

Lanzarote no puede seguir esperando a que algo grave pase para reaccionar. La prevención no es un lujo, es una necesidad. Tener más profesionales, atención psicológica accesible, programas preventivos, espacios de escucha y apoyo debería estar ya en marcha, no solo en los discursos. Cada vida importa. Cada persona que se queda sin ayuda nos afecta a todos. Cuando alguien no encuentra respuesta, no es porque no pueda más: es porque el sistema no llegó a tiempo. La salud mental no puede depender de la suerte, del dinero o de cuánto aguante alguien.

Empezar a cuidarnos como sociedad significa reconocer lo que está pasando, lo que falta y lo que hay que mover. Hablar de salud mental no es crear un problema: es empezar a solucionarlo.

Si tú o alguien cercano lo está pasando mal, hay un teléfono de prevención del suicidio: 024Es gratuito y totalmente anónimo, y hay personas listas para escucharte y acompañarte cuando lo necesites. No hace falta esperar a que la situación se vuelva insoportable: hablar puede salvar vidas.

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