Lanzarote, una isla desequilibrada en el ámbito de la movilidad, y va a más
La Semana Europea de la Movilidad 2023 se celebrará entre el 16 y el 22 de septiembre y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico impulsa la participación en este evento, dada su extraordinaria contribución a mitigar el calentamiento global y el cambio climático. En Lanzarote, hasta el día de la fecha, tan solo Tías parece tomarse en serio este acontecimiento.
A la espera de que las restantes instituciones públicas den pasos responsables hacia una movilidad sostenible, de momento Lanzarote es una isla desequilibrada en este terreno. Desequilibrada en relación no solo con el viario, sino que se ha perdido en gran medida la cultura del cuidado paisajístico. Es una isla desequilibrada al predominar la movilidad motorizada frente al transporte público o peatonal, según el diagnóstico sobre el paisaje realizado por Biocrit hace siete años. Entonces, la situación no ha mejorado.
84 hectáreas de nudos sin tratamiento paisajístico
Los especialistas han detectado falta de criterios en el tratamiento de borde del viario insular y propuestas dispersas de las infraestructuras de apoyo al viario, como intercambiadores y paradas de guaguas. Asimismo, aprecian como algo negativo la emergencia de puentes en el viario, la plantación de especies foráneas, la construcción de medianeras de hormigón, o el exceso de construcción en el borde, “en ocasiones innecesario frente al valor de paisaje árido”. Ellos lo dicen en plan fino, pero se ha perdido el buen gusto y lo estamos haciendo a base de ocurrencias.
Con los nudos en el viario también se nos ha ido la mano. Y la cabeza. El análisis realizado revela que estos espacios “carecen”, en general, de una estrategia común en su tratamiento paisajístico. No es baladí, porque estos espacios ocupan una gran extensión, al punto que, en la actualidad, sus 84 hectáreas igualan la superficie del núcleo de Playa Honda. Nada menos. Asimismo, se observan tratamientos de rofe de diferentes colores, por ejemplo, negro en Arrecife o rojo en San Bartolomé, y, de igual modo, se están plantando especies foráneas.
Rotondas sin un criterio artístico-estético
Las rotondas no se quedan atrás. Son espacios “sin una estrategia común en su tratamiento paisajístico”, ya que se aprecia la emergencia y profusión de nuevas propuestas artísticas en los espacios de rotonda sin un criterio artístico-estético coordinado en la isla. Por ello, dicen, surge el peligro del “pastiche o anacronismo creativo frente a las propuestas creativas y vanguardia de César Manrique”. Nuevamente aquí se aprecia la plantación de especies exóticas que, aunque NO adquieran el rango de invasoras, están de más.
En el Aeropuerto, la puerta de entrada de la isla, se señala desde la perspectiva estética la discontinuidad entre ambas terminales. Se subraya la “degradación material e inadecuada solución estética de pasillo conector T1-T2”, aunque, por fortuna, el Ayuntamiento de San Bartolomé ha mejorado notablemente el tratamiento estético de los espacios de acceso y/o salida del aeropuerto, en la zona industrial de Playa Honda, pero, muy cerca, subsisten áreas industriales y extractivas degradadas.
Puerto y aeropuerto, muchas lagunas
Las deficiencias estéticas del Puerto de Arrecife también se ponen sobre la mesa, ya que carece de ordenación estética en los espacios y plataformas de llegada de cruceros y pasajeros en Los Mármoles. Asimismo, hay falta de planificación de los espacios de acceso y/o salida de los puertos de pasajeros-turistas, por ejemplo, en relación con Los Mármoles y el recinto energético colindante de la Punta de los Vientos. Aquí se habló hace años de un cinturón arbolado que recorra perimetralmente esta zona, para reducir su impacto visual.
Sobre las estaciones de servicio se dice que su número es algo desequilibrado territorialmente en relación con las necesidades insulares, y que se echa en falta un criterio estético insular para estos equipamientos, ya que cada cual recurre al volumen, la imagen publicitaria y el color que mejor le parece.
Por todo ello, los redactores proponen el desarrollo de una normativa de protección estética que evite el impacto de estas infraestructuras en el paisaje. El Cabildo dispuso de una pionera ordenanza en los años sesenta del siglo XX, a propuesta de César Manrique, que, entre otras cosas, erradicó los carteles publicitarios de la geografía insular.
