Carta de Dimas Martín desde la cárcel
Dimas en su papel más trasnochado, el de víctima
“Consideraciones a la condena de Gladys y a las mías”. Así comienza la carta de cuatro páginas enviada a los medios de comunicación por Dimas Martín desde la cárcel de Tahíche.
Él no ha hecho nada, lo han perseguido injustamente y la culpa de todos los males la tienen los demás. Dimas Martín en su salsa. Sólo le faltó decir que es la solución a todos los males de Lanzarote. Es Dimas en su papel favorito, pero más trasnochado, el de víctima.
“Consideraciones a la condena de Gladys y a las mías”. Así comienza la carta de cuatro páginas enviada a los medios de comunicación por Dimas Martín Martín desde el Centro Penitenciario de Tahíche, donde cumple condena. El ex alcalde de Teguise, ex presidente del Cabildo y ex senador por Lanzarote califica de “injusta, desproporcionada e inmerecida sentencia por la que fue condenada Gladys [Acuña]”. Con la excusa de solidarizarse con la ex alcaldesa de Yaiza, Dimas Martín despliega su ego y recuerda por qué cumple su condena, y afirma que “lo más doloroso es que se me haya condenado sin una sola prueba que avalara tal condena, sólo por indicios razonables”.
“La fiscalía no debe actuar como un ente inquisidor”
Insinúa que el suyo “no fue un juicio encaminado a esclarecer los hechos sino a conseguir mi condena”. Sostiene que ha intentado que se revise la causa, “y lo único que conseguido hasta ahora ha sido la indiferencia y el endurecimiento en el tratamiento penitenciario”. En otro pasaje, señala que “Lanzarote está sometida a una preocupante inseguridad jurídica de la que nadie está a salvo y que hace imposible el desarrollo de la actividad política de forma normalizada”. Quizá añorando la época pre UCO en la que los políticos eran intocables…
A continuación cita el caso de los baños de Los Dolores, “en el que fui condenado dos años y nueve meses de privación de libertad que he cumplido íntegramente”. Y sostiene que los técnicos que emitieron informes favorables fueron testigos de la Fiscalía “para acusarme falsamente”, dice. “Supongo -asegura Dimas- que siguiendo instrucciones de algunos miembros del partido socialista denunciante de dicha obra y el beneplácito del Sr. Fiscal”. Y se queda tan ancho.
Posteriormente, salta al caso Batllori, para sugerir que “la fiscalía no debe actuar como un ente inquisidor creando con sus excesos de acusaciones y descalificaciones (…) en procedimientos donde se ven implicados determinados políticos o relevantes empresarios, una artificial alarma social que permite el linchamiento mediático y los juicios en paralelo que tan irremediables daños producen en los acusados y por añadidura injustas condenas”.
“La vida pública de Lanzarote está profundamente judicializada”
En un repentino ataque de clarividencia, asegura que “la vida pública de Lanzarote está profundamente judicializada como consecuencia de la incapacidad de sus gobernantes para elaborar proyectos que den respuestas y soluciones a los problemas de los ciudadanos”. Sólo le faltó llamarlos partida de incompetentes. Además, cree Dimas que “se utilizan los tribunales para conseguir a través de ellos lo que las urnas niegan, practicar el canibalismo político contra compañeros de partido ‘molestos’ para sus intereses personales, contra funcionarios que se niegan a ser sumisos o adversarios que nunca pudieron vencer en una confrontación electoral como ha sido mi caso”. Pero no señala ningún caso ni a nadie en particular.
“Lanzarote, históricamente, ha sido tierra de injusticias y caciques”, asevera el político convicto, para, como si jamás hubiera roto un plato, alinearse con la teoría de la conspiración aireada por el núcleo duro de la corrupción insular, señalando a “honorables” despachos de abogados o “fundaciones culturales” de usar “los métodos más ilegítimos” para “acabar con todos aquellos que les puedan molestar en sus mezquinos intereses crematísticos”. Y se queda tan fresco.
Para el final, dos joyas. Una: “En la historia contemporánea de Canarias ningún otro político se ha visto sometido a la encrucijada judicial en que me he visto yo”. Y dos: “Las inmorales prácticas y la situación política que vive Lanzarote, creo que obliga a todos (…) a una profunda reflexión sobre las mismas y del presente y futuro de nuestra isla”. Trasnochado y cansino.