EFEMÉRIDE

Noventa años de ‘La lapa’, de Ángel Guerra

Escritor, periodista y político, José Betancort Cabrera adopta para su obra literaria el nombre de uno de los personajes galdosianos tras conocer a don Benito.

Noventa años de ‘La lapa’, de Ángel Guerra

En 2018 se cumplen noventa años de la edición de ‘La Lapa’, un texto esencial en la bibliografía de la isla que obedece al talento de un lanzaroteño universal, Ángel Guerra. Con este pseudónimo firmaba José Betancort Cabrera (Teguise, 1874 - Madrid, 1950),  escritor, periodista y político que, tras conocer a Benito Pérez Galdós, adopta para su obra literaria el nombre de uno de los personajes galdosianos.

‘La Lapa’ es la obra más célebre de Ángel Guerra. Es un relato corto en el que narra las privaciones de Martín hasta que lo pierde todo tras un terrible naufragio. Martín es un niño de tierra adentro que sueña con ser marinero. Con el paso del tiempo logra hacer realidad su ilusión, pero tras el naufragio retorna a su realidad primera.
 
‘La Lapa’ es la proeza de un canario humilde, que comparte protagonismo con otro personaje central en la vida de las Islas: el mar. La novela aparece en París en 1908 y en ella se aprecian influencias del regionalismo y el modernismo. Diputado a Cortes por Lanzarote durante una década, Ángel Guerra contribuyó de manera notable al desarrollo de la novelística de temática canaria a principios del siglo XX.
 
En su faceta periodística, fue a veces muy crítico con la realidad de su tiempo
 
Por diferentes razones, muchos escritores recurren al uso de seudónimos durante su carrera literaria, como Georges Gordon (Lord Byron), Neftalí Ricardo Reyes (Pablo Neruda) o Eric Arthur Blair (George Orwell). En algunos casos, lo hacen para diferenciar otras esferas de su vida profesional del trabajo como escritor. José Betancort cultivó la literatura, el periodismo y la política, tres ámbitos a menudo incompatibles entre sí. De ahí el recurso al pseudónimo.
 
En su faceta periodística, ejerció de corresponsal en varias ciudades europeas y fue a veces muy crítico con la realidad de su tiempo, lo que le convirtió en un escritor venerado por unos y temido y censurado por otros. Con la proclamación de la II República abandona la política, y tras el golpe de Estado y la victoria de las fuerzas sublevadas José Betancort se dedica solamente a escribir.
 
Muchos periodistas recurren al pseudónimo para poder expresarse sin temor
 
Es habitual que los periodistas se escuden en el anonimato para poder ejercer la profesión con ciertas garantías y para resguardarse de las posibles represalias del poder cuando no es democrático o cuando tolera mal la libertad de expresión. El ostracismo, el despido laboral, las represalias sobre el entorno familiar o la difamación son algunas de las malas artes a las que recurre el poder cuando la libertad de prensa y la información veraz ponen en riesgo sus privilegios o sacan a relucir actividades inconfesables. De ahí que tantos periodistas recurran al pseudónimo para poder expresarse sin temor, ocultando con un nombre falso el suyo verdadero. Además del celebrado Ángel Guerra, a mediados del siglo pasado, en plena dictadura franquista, en la isla adquirió mucho prestigio Fidel Roca, tras el que se encontraba Rafael Medina Armas.
 
Con el paso del tiempo, Ángel Guerra alcanzaría mayor reconocimiento como narrador que como político. Publicó numerosas novelas y relatos, entre los que destacan aquellos que se desenvuelven en las Islas, como ‘Cariños’, ‘Mar afuera’, ‘Al jallo’, ‘De mar a mar’ o ‘Rincón isleño’.

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