RECUPERACIÓN PAISAJÍSTICA

Las Salinas del Río reviven medio siglo después

Las Salinas del Río, o de Gusa, activas hasta la década de los 70 del siglo pasado, están a un paso de recuperar la imagen que tuvieron en tiempos de esplendor.

Las Salinas del Río reviven medio siglo después

Bajo el acantilado de Famara hubo un tiempo en que el sacrificado conejero cosechaba la sal marina que, con paciencia y sabiduría, le arrebataba al Atlántico. Nada menos que 106.165 m² de manto blanco que contribuía a conservar las capturas de la actividad pesquera. Las Salinas del Río, o de Gusa, son las más antiguas de Canarias, pues fueron puestas en explotación en el siglo XVI por el primer Señor de Lanzarote, Sancho de Herrera. Y deben su nombre a su localización, frente al brazo de mar que separa Lanzarote de la isla de La Graciosa y que por aquí llamamos El Río.

La llanura sobre la que se asientan las salinas está constituida por materiales detríticos resultantes de la erosión del macizo de Famara. La concentración y posterior evaporación de la sal se ve favorecida por la existencia de un lago interior protegido del mar por una berma litoral. El fondo de este lago interior está situado por debajo del nivel del mar, permitiendo la entrada natural de agua solamente durante los periodos de temporal. Se trata, por tanto, de salinas naturales que fueron adaptadas por el hombre para su explotación.

Estas salinas, producían más de mil toneladas al año

La primera estimación sobre la producción de sal en el archipiélago (José de Iriarte, 1780) establece que las del Río representaban el 20% de las 14.100 fanegas que se producían en las islas. La primera inscripción de las Salinas del Río en el Registro de la Propiedad data de 1871. A finales del siglo XIX, con el auge de las pesquerías del banco canario–sahariano, las salinas adquieren su actual dimensión. Se estima que la producción de las Salinas del Río podría haber alcanzado las 1.300 toneladas al año, si bien el único dato del que se tiene constancia es de 1.000 toneladas al año.


En la década de los años 30 del pasado siglo comienza el declive de las Salinas del Río con el establecimiento de nuevas salinas en Lanzarote más accesibles y mejor comunicadas. Con la aparición del frío, y hacia 1970, empiezan a desaparecer. Finalmente, con sus más de cinco siglos de historia, se paralizaron de forma definitivacuando los pescadores de La Graciosa abandonaron la práctica de recolectar la sal espontánea de la tajería para la salazón de la sardina.

El Cabildo de Lanzarote las está recuperando desde agosto pasado

Ahora, el Cabildo de Lanzarote ha concluido la primera fase de su recuperación. Básicamente, los trabajos de esta primera campaña han consistido en la rehabilitación de 720 metros del Fuerte de Defensa con camellón de escollera de callados y de 250 metros de muro del caño principal con morteros de cal, callados y fondo de barro; la reparación total de los tramos más deteriorados del muro que separa el cocedero madre del cabecero y de los pasos entre los cocederos y la tajería; y la reparación parcial del primer tomadero, de los muros del almacén de la sal y del caño de partido de la fina.

Está previsto que los trabajos de la segunda campaña den inicio a comienzos del próximo verano, una vez finalice la época de nidificación de las aves que viven en ese hábitat. Será cuando se ejecuten, de forma gradual, la restauración de los elementos construidos de las salinas como murados, resto de caños y tajos, así como la rehabilitación del almacén de la sal

Las Salinas del Rïo tienen, ademá,s un gran valor histórico y cultural. Cabe destacar también el valor paisajístico y la gran biodiversidad (especialmente crustáceos, aves y algas) que se genera a su alrededor.

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