SOCIEDAD

El Intercambiador de Guaguas de Arrecife se ha convertido en un palomar

Intercambiador de Guaguas.
Intercambiador de Guaguas.

Es un espacio silencioso, apenas interrumpido por el desagradable ruido que hacen los excrementos cuando caen desde lo alto y se estrellan en el suelo

El Intercambiador de Guaguas de Arrecife se ha convertido en un palomar

El Intercambiador de Guaguas de Arrecife se ha convertido en un palomar. La estructura metálica de los techos contiene innumerables recovecos que son ideales para que se posen y aniden las palomas. Y eso es lo que han hecho: apropiarse de este espacio. Las palomas campan a sus anchas y defecan sobre los espacios en los que las personas esperan por las guaguas.

Un espacio silencioso

Un día cualquiera en el Intercambiador de Guaguas de Arrecife. Es un espacio silencioso, solo interrumpido por el rumor de los motores de las guaguas al acercarse o alejarse. La gente espera y está en sus pensamientos en sus idas y venidas. Pero el sonido habitual, en realidad, es el producido por el aleteo de las palomas, el gorjeo o arrullo que emiten al comunicarse entre sí y el desagradable ruido que hacen los excrementos cuando caen desde lo alto y se estrellan en el suelo. Suena como un escupitajo, pero a lo bestia.

Las personas usuarias habituales ni se inmutan. Se sientan en los bancos o permanecen de pie en los lugares donde no caen los excrementos, es decir, allá donde, en las alturas, no anidan las palomas. Estas personas que utilizan a diario el transporte público y el Intercambiador miran al suelo, en donde, en ciertas zonas, se acumulan los excrementos caídos de los techos, evitan esas zonas y esperan.

5 millones y medio de pasajeros

El transporte terrestre de pasajeros movió 5 millones y medio de viajeros el año pasado. Para hacernos una idea de esta cifra, pensemos en el aeropuerto de Lanzarote, que movió algo más de 7 millones de viajeros en 2022. El aeropuerto está impecable, pero el Intercambiador es víctima de la indiferencia. Buena parte de sus usuarios son personas trabajadoras y humildes, muchas de ellas probablemente sin derecho a voto debido a su procedencia y tiempo de permanencia en la isla. Quizá esto explique por qué el Intercambiador sufre abandono.

Al norte del Intercambiador de Guaguas se encuentra un recinto arbolado y vallado donde residen las garzas bueyeras. Aquí tienen cobijo, agua y alimento. Esas aves, normalmente migrantes, se asentaron en el parque José Ramírez Cerdá hace unas décadas, creando una colonia que expulsó a la población que lo utilizaba y se adueñó de él. Después de muchos intentos, la colonia fue realojada junto al Intercambiador, convirtiendo esta zona ajardinada en un muladar.

El Intercambiador fue inaugurado en 2009

El Intercambiador limita por el sur con el denominado parque Temático, donde es habitual ver a personas alimentando a diario a las palomas. Al final, estas aves cuentan con un amplio palomar y comida suficiente en un espacio central de la ciudad, lo que explica que se hayan asentado en esta zona y que se sigan expandiendo con éxito.

El Intercambiador de Guaguas de Arrecife fue inaugurado a finales de 2009 y su apertura se convirtió en un revulsivo para el transporte terrestre de viajeros en la isla. Junto con la Estación de Guaguas, es la otra gran infraestructura de la ciudad en la que confluyen las líneas urbanas e interurbanas en la isla. También es un reflejo de la enorme diversidad cultural hoy existente en Arrecife. Un Intercambiador de Guaguas del que se han adueñado las palomas.

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