La traza del Arrecife histórico se distingue en los alrededores de la Iglesia de San Ginés
Desde hace décadas, la gran asignatura pendiente de este espacio urbano central e histórico de la ciudad es la restauración de la Plaza de Las Palmas
Este viernes, 11 de agosto, la cantante Rosana Arbelo leerá un pregón musicado en la playa de El Reducto con el que darán comienzo formalmente las fiestas de San Ginés de 2023. Olvidada la crisis sanitaria, vuelve el amplio programa de fiestas de antaño y la imagen de la población alongada en la marina de Arrecife. También volveremos a ver al patrón de la ciudad salir en procesión por el paisaje urbano constituido por el sistema de calles vinculadas a la iglesia que le da cobijo. Este enclave es representativo de la historia de la ciudad, ya que aún conserva sus trazas.
Arquitectura más popular y la ecléctica
La trama urbana entre el templo y la Calle Real contiene la transición entre la arquitectura más popular y la ecléctica, entre el primer asentamiento y el desarrollo portuario, y cuenta con ejemplos representativos de ambas que imprimen carácter al ambiente de las calles a través de sus fachadas. Asociadas a estas calles comenzaron a desarrollarse las tipologías en parcelas pasantes, otorgando ambientes diferenciados a sus vías, según orientaciones de la fachada principal o trasera.
La plaza asociada a la iglesia, de planta rectangular, se erige como hito de este entramado y ha sido testigo de innumerables acontecimientos. Popularmente se la conoce por Plaza de la Iglesia, aunque su nombre oficial es el de Plaza de las Palmas. Recibió este nombre en señal de gratitud del pueblo de Arrecife hacia el de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria por la ayuda prestada para paliar la sed debido a una sequía a principios del XX. En su subsuelo hay un aljibe de grandes dimensiones.
Predomina la actividad terciaria
En esta plaza confluyen varias vías cuya morfología dibuja manzanas más regulares, con calles con un ancho menor a seis metros. Los usos actuales predominantes vinculados con este tejido urbano están relacionados con la actividad terciaria, como el comercio y oficinas, aunque en los últimos tiempos afloran los bares y restaurantes, ocupando algunos buenos ejemplos del caserío tradicional y devolviéndole su esplendor.
En esta área se concentraron parte de los servicios y edificios de uso público, así como casas de familias notables que se asentaron atraídas por el auge comercial derivado de la actividad portuaria. Las edificaciones de una altura presentan más volumetría que las ubicadas en la trasera de la iglesia, y se alternan con algunas edificaciones que presentan crujías en dos alturas. Esta homogeneidad no se ha mantenido y el desarrollo urbano muestra hoy una mayor heterogeneidad de volúmenes, alturas y fachadas.
Rincones con reminiscencias históricas
No obstante, prevalecen rincones y espacios urbanos con reminiscencias históricas, capaces de trasladarnos a escenarios urbanos del recuerdo. No se conserva ningún empedrado original y en su lugar existen pavimentos adoquinados y aceras de baldosas basálticas bastante acordes y coherentes con su representatividad y ambiente tradicional. Este entramado de calles tiene continuidad con las calles del barrio origen y el sistema de calles vinculados a la Calle Real.
Buena parte de estos edificios se encuentran afectados por las determinaciones del entorno de protección del Bien de Interés Cultural de la Iglesia de San Ginés y del entorno de protección de la antigua Casa Cabildo. En todas estas vías se extiende la peatonalización a la vez que se va reduciendo el flujo de tráfico rodado y el aparcamiento y estacionamiento de vehículos, que es lo suyo. No obstante, desde hace décadas, la gran asignatura pendiente de este espacio urbano central e histórico de la ciudad es la restauración de la plaza.