Opinión

Aquellos decisivos años

La semana pasada se cumplieron veinticinco años de las elecciones generales que produjeron un cambio de color en el Gobierno de España. Después de trece años consecutivos de gobierno socialista liderado por Felipe González. La profunda crisis económica que sufrió el país en la primera mitad de los años noventa –y, muy especialmente, la corrupción en el seno del PSOE– facilitaron la victoria de José María Aznar en la elecciones celebradas el 3 de marzo de 1996.  El mérito de Aznar fue haber tomado el testigo de la arcaica AP para abrir las puertas a un partido conservador moderno y reformista, ya bajo las siglas del PP. 

Los 156 diputados conseguidos por el PP eran claramente insuficientes para llegar a los 176 escaños que fijan el umbral de la mayoría absoluta y la investidura del candidato en primera votación. La asignación de escaños –atendiendo all resultado obtenido por cada uno de los partidos concurrentes– dejaba poco margen a los populares en la búsqueda de aliados para garantizar la investidura de José María Aznar. 

La composición del Congreso de los Diputados quedó configurada con PP, 156 escaños; CiU, 16; PNV, 5; Coalición Canaria,4; PSOE, 141; Izquierda Unida, 21; BNG, 2; Herri Batasuna, 2; Ezquerra Republicana de Cataluña, 1; Eusko Alkartasuna, 1 y Unión Valenciana, 1. Descartada cualquier vía de acuerdo con los partidos de izquierdas, José María Aznar debió buscar apoyos –para sumar los 176 escaños– en Convergencia i Unió (16), PNV (5) y Coalición Canaria (4). De estos tres partidos citados, CiU con sus 16 diputados era absolutamente imprescindible como también lo fueron los cuatro votos de CC o los cinco del PNV.

El resultado electoral abría una oportunidad para que Canarias, por primera vez en su historia, contara en la política española y pudiera influir decisivamente en la defensa de nuestras peculiaridades. En el seno de Coalición Canaria –por entonces una coalición de distintos partidos– se produjo un intenso debate sobre cómo abordar las negociaciones con Aznar y su partido. Algunas veces, que sumaban una mayoría, preferían unas negociaciones pausadas, al ritmo que las llevaba Jordi Pujol y los suyos; y otros, encabezados por José Carlos Mauricio, optábamos por anticiparnos y cerrar cuanto antes un acuerdo. 

La visión estratégica de Mauricio fue clave a la hora de ser los primeros en cerrar un acuerdo con el PP de Aznar; un pacto que, además de ser un gran acuerdo para Canarias, nos permitió formar parte –junto a CiU– del núcleo duro que sustentaría al nuevo Gobierno. El riesgo de haber esperado a que Aznar cerrara con Pujol era que el PNV se nos adelantara, devaluando nuestra presencia en el acuerdo. El PNV de Arzalluz se incorporó más tarde y fue aliado de la mayoría que sustentaba al Gobierno por un corto periodo de tiempo; su presencia era para Aznar conveniente, pero no imprescindible. 

El acuerdo supuso un antes y un después de las relaciones de Canarias con el Estado. Las negociaciones entre el PP y CC se llevaron a cabo en la oficina que el Gobierno de Canarias tiene en Madrid, a veinte metros del Congreso de los Diputados. La representación la lideraron Rodrigo Rato, Mariano Rajoy, Ángel Acebes, Javier Arenas y Luís de Grande; por parte de CC, José Carlos Francisco, Antonio Castro, Julio Bonis, José Carlos Mauricio y el que suscribe. La posición estratégica que tenía CC para garantizar la estabilidad del Gobierno de España derivó en compromisos históricos del Gobierno de Aznar, hitos que se fueron desarrollando a través del pacto de legislatura firmado por Aznar y Hermoso en el Congreso de los Diputados. Canarias nunca tuvo tanto protagonismo en la política española. Desgraciadamente, CC nunca ha vuelto a pesar tanto en la escena política estatal.

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