Viviendas sociales: lo prometo hoy y ya si eso lo entrego en 2026

En Lanzarote llevamos años escuchando la misma cantinela: que ya viene la vivienda social, que ahora sí, que esta vez va en serio. Que si la primera piedra, que si los fondos europeos, que si el Plan de Vivienda... Pues bien, la realidad vuelve a darnos una bofetada con la mano abierta: las 201 viviendas protegidas de Maneje no estarán listas hasta, como poco, 2026. Y digo “como poco” porque aquí los plazos se estiran más que los pantalones de licra en carnaval.
Y mientras tanto, ¿qué? Pues lo de siempre: familias viviendo en habitaciones de pensión, madres solteras compartiendo techo con desconocidos, y jóvenes que tienen que elegir entre pagar un alquiler o comer. Pero eh, que no cunda el pánico, porque las obras avanzan "a buen ritmo". ¿A buen ritmo para quién? ¿Para el que firma desde el despacho con aire acondicionado o para el que lleva tres años esperando una casa digna mientras ve cómo se multiplican los alquileres turísticos y los portales inmobiliarios juegan al Monopoly?
Y ahora agárrate, que viene lo mejor: este proyecto no es mérito del gobierno actual, por mucho que ahora se saquen la foto como si hubieran parido ellos los planos. Estas viviendas fueron impulsadas en la anterior legislatura, bajo el PACTO DE LAS FLORES (NUEVA CANARIAS, PARTIDO SOCIALISTA y UNIDAS PODEMOS). Pero claro, en política da igual quién lo hizo, lo importante es salir en la foto con cara de “mira qué bien gestionamos”. Aunque lo único que gestionen últimamente sean verbenas, romerías y una agenda de fiestas más activa que el calendario escolar.
Porque sí, lo que sí va a buen ritmo —y con orquesta incluida— son las fiestas. Para eso siempre hay tiempo, dinero y ganas. ¿Viviendas? Ya veremos. Pero si hay que montar un escenario o sacar una carroza, ahí están los primeros. Y mientras tú esperas por un techo, ellos bailan bajo las luces.
En definitiva: la vivienda pública en Lanzarote es como el maná: prometida, deseada, y eternamente pendiente. Solo que aquí no baja del cielo: baja a cámara lenta y con expediente urbanístico.
Y luego se preguntan por qué la gente está harta. Pues mira, porque estamos hasta el tejado —que no tenemos— de promesas incumplidas, de inauguraciones sin llaves, y de políticos que gestionan el drama de la vivienda como si fuera un sudoku.
Gritan "vivienda social", pero lo que entregan es espera social. Y eso, señores, no se habita.