Opinión

Ganar no basta para gobernar

Ganar no basta para gobernar

Con los gobiernos autonómicos, insulares y locales en funciones, y los parlamentos de las doce comunidades que celebran elecciones el próximo 28 de mayo disueltos, todo, absolutamente todo, huele a elecciones. En todos los actos sociales, culturales, deportivos o festivos que tengan lugar en cualquier punto de la geografía del Estado, la masiva presencia de candidatos y de líderes políticos nos anuncia que estamos en la recta final de una larga carrera electoral que tiene una primera parada el 28 de mayo -elecciones en doce autonomías, cabildos, consejos insulares y ayuntamientos- y que servirá de lanzadera para llevarnos a las generales previstas para finales del presente año.

Desde los indisimulados intentos de marcar territorio propio respecto a los socios con los que se ha compartido gobierno -estatal, autonómico, insular o local- pasando por el bochornoso espectáculo dado por unos y otros en el día de la Comunidad de Madrid o las forzadas y poco creíbles promesas electorales se repite cada vez que estamos convocados a las urnas. 

Hay que agradecer que el clima que rodea la política en nuestras Islas diste mucho de de la permanente bronca con la que se vive en el resto del país.. Sin renunciar al choque dialéctico para marcar distancias ideológicas, políticas o personales con respecto a otras opciones políticas ni rehusar al choque personal, la forma de hacer política en Canarias es muy diferente.

La imperiosa necesidad de llegar a pactos, acuerdos y consensos a la que han estado  y seguirán estando abocadas las principales Instituciones del Archipiélago ha creado una cultura política en la que el diálogo de todos con todos no es solo una necesidad, es también  una obligación. La introducción del factor Isla, nuestro peculiar sistema electoral y la obligada convivencia de fuerzas políticas que tienen sus ámbitos de actuación en el marco estatal, nacional canario, insular o local, enriquecen el camino del diálogo, el consenso y el entendimiento en nuestras Islas.

Todos los sondeos de opinión que se conocen determinan que en las primeras Instituciones del Archipiélago la política de diálogo, acuerdos y pactos marcará el día después de que los canarios hayamos hablado en las urnas, con la excepción del Cabildo de La Gomera en el que es muy probable vuelva a repetirse una nueva mayoría absoluta de la Agrupación Socialista Gomera.

El Gobierno de Canarias, los cabildos de El Hierro, La Palma, Fuerteventura, Lanzarote, Gran Canaria  y Tenerife, así como los ayuntamientos de Las Palmas de Gran Canaria, Telde, Santa Cruz de Tenerife y, probablemente, La Laguna, necesitarán de acuerdos para sustanciar mayorías de gobierno estables. La victoria electoral, en cualquiera de los ámbitos en los que se celebran elecciones el próximo 28 de mayo, no le garantiza al ganador que vaya a gobernar. Se pueden ganar las elecciones y quedarse en la oposición.

Fruto de la cultura pactista que siempre ha imperado en nuestro Archipiélago se han producido acuerdos de gobierno en ayuntamientos, cabildos y en la  propia Comunidad Autónoma de todo signo y tipología. Por lo tanto, nada está descartado de antemano. Tan importante es el resultado cosechado el 28 de mayo como la gestión del mismo en el diálogo al que se está abocado una vez las urnas hayan dictado sentencia.

Hasta hace apenas dos legislaturas los acuerdos de gobierno en los principales cabildos y ayuntamientos  siempre estaban atados al pacto de gobierno a nivel Comunidad Autónoma, y la posición que Coalición Canaria tenia en esos momentos en Madrid que condicionaba la posición de los dos principales partidos estatales en las Islas. 

Hoy la libertad que tienen los partidos estatales en la política de pactos en las Islas abre una mayor incertidumbre en los acuerdos que se puedan producir y que necesariamente no tienen porque concordar en los ámbitos autonómico, insular o local.

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