Opinión

PSOE y PP podrían evitarlo

Congreso de los Diputados
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PSOE y PP podrían evitarlo

La coalición de gobierno formada por el PP y Vox en Castilla-León abre una nueva etapa política en España que, sin duda, podría favorecer un cambio al frente del ejecutivo estatal después de las próximas elecciones generales.

La irrupción con fuerza de nuevos partidos políticos en España, especialmente después del 2015, ha alejado la posibilidad de mayorías absolutas, al menos a corto plazo. A partir de esa ecuación, la articulación de mayorías de gobierno viables en el ámbito estatal se sustanciarían en la repetición de la fórmula actual, es decir, PSOE con independentistas y nacionalistas vascos y catalanes, a los que se podrían sumar otros pequeños grupos territoriales, o en la repetición de los pactos que ya operan en Castlla-León o en Madrid, es decir, en coalición PP y Vox o con un gobierno del PP con el apoyo externo del partido de Abascal; y, como tercera opción viable, un acuerdo entre el PSOE y el PP, ahora mismo bastante poco probable.

Con el marco descrito como referencia, el PSOE y el PP diseñan sus estrategias para justificar, o, en su caso, descalificar, los movimientos que hace su respectivo para sumar apoyos que los mantengan o lleven a la Moncloa.

A decir verdad, poco éxito ha tenido hasta ahora la posición frentista por la que optó el PP que presidió Pablo Casado contra la mayoría que articuló Pedro Sánchez con Unidas Podemos y nacionalistas e independentistas de Cataluña y Euskadi. El discurso repetitivo de los populares contra la mayoría parlamentaria que apoya a Sánchez, al que acusan de aliarse con comunistas, independentistas y terroristas, le ha dado muy poco rédito al partido que ahora lidera Feijóo. Por su parte, los socialistas han iniciado cruzada similar en contra de los acuerdos del PP con el partido que preside Santiago Abascal; de hecho, las descalificaciones y el acoso a los populares por sus acuerdos con Vox se va a ir intensificando. Está en juego, en gran medida, la decisión de quién presidirá el futuro gobierno español.

Para la estrategia de una buena parte de la izquierda española y de los medios afines, en la idea de aislar a la ultraderecha española, no le viene nada bien la normalidad con la que se viene percibiendo el apoyo de Vox a los populares en Andalucía y Madrid o el paso que se ha dado en Castilla-León, en el que compartirán gobierno. Tampoco les ayuda el blanqueamiento que en Francia se ha producido entorno al partido ultraderechista que preside Marine Le Pen.

España tendrá un gobierno presidido por un socialista con el apoyo de separatistas, nacionalistas y simpatizantes de ETA, o, en su caso, un gobierno presidido por Feijóo y apoyado por el partido de la extrema derecha que lidera Santiago Abascal.

El mismo blanqueamiento de bolivarianos, independentistas y exetarras se ha ido produciendo con cierta normalidad desde su incorporación  a las instituciones va a irse alimentando con Vox; su incorporación con responsabilidades a los gobiernos favorecerá la normalización de la democracia, la limitación para unos y otros debe ser inexcusablemente el respeto a las normas que nos hemos fijado entren todos.

A quienes se desgarran en el PP o PSOE porque su oponente pacta con partidos de los extremos, por la izquierda o por la derecha, les queda el camino, en sus respectivas organizaciones, de facilitar el entendimiento entre los partidos del bipartidismo. Ese cambio de dinámica exige responsabilidad y generosidad, pero no parece que esos valores estén al alza, ni en los unos ni en los otros.

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