COMERCIO
Ni las compras de Navidad remedian la crisis del viejo comercio en Arrecife

En el período 2008-2018, los empleos en el sector del comercio en la isla pasaron de 10.776 a 10.660, prácticamente los mismos diez años después.
La masiva presencia de gente en las calles y el puntual aumento de las ventas por Navidad son un espejismo que no rompe la tendencia que afecta al pequeño comercio tradicional, cuya facturación se desmorona. Esto pasa en la avenida marítima y en numerosas calles secundarias situadas en el centro Arrecife, pero lo mismo sucede en todos los centros comerciales tradicionales en Canarias y en el resto del Estado. La razón no es atribuible a las crecientes restricciones impuestas a la circulación motorizada, sino a los profundos cambios que se están produciendo en el sector.
Las ventas del comercio tradicional han caído en España por importe de 27.000 millones de euros desde que se desató la crisis, en 2008, un jugoso trozo del mercado que ha ido a parar a las medianas y grandes superficies y las ciber plataformas. Por ello, la pequeña tienda de proximidad se ve seriamente cuestionada por las transformaciones que se están produciendo en la oferta, que tiende a concentrarse en las afueras de las ciudades buscando accesibilidad, facilidades a la hora de aparcar y mejores precios. Y también por el comercio en Internet, que sigue creciendo a una velocidad vertiginosa.
En 2012 había censados 1.759 comercios y en 2018 la cifra cayó ligeramente a 1.728
Hace años que el pequeño comercio tradicional se ve en la tesitura de reconvertirse o echar la persiana por falta de clientes. Las droguerías cerraron en su momento, pero en su lugar se instalaron otros negocios. Lo mismo sucede hoy día, ya que las cifras indican que la capacidad de adaptación del comercio es grande; así, en 2012, había censados en la isla 1.759 comercios y en 2018 la cifra cayó ligeramente a 1.728. Con todo, los pequeños comerciantes autónomos están en declive porque no pueden competir con unas plataformas de logística y comercio electrónico que arrasan con el clásico tendero de la esquina.
El retroceso en ventas en las tiendas físicas se está registrado en todos los subsectores, desde la alimentación a la ropa y el calzado, pasando por las tecnologías de la información y la comunicación. Esta regresión de la tienda tradicional se produce a la par que ha crecido ligeramente el gasto de los hogares, lo cual confirma que está aumentando el volumen de otras formas de venta. En el período 2008-2018, los empleos en el sector del comercio en la isla pasaron de 10.776 a 10.660, prácticamente los mismos diez años después.
En 2008 la superficie de venta era de 207.436 metros cuadrados y en 2018 ascendió a 245.159
Las pequeñas tiendas físicas se encuentran en la tesitura de especializarse o morir. Este es el desafío que tiene ante sí el pequeño comercio tradicional de proximidad, ya que el consumidor tiene numerosas posibilidades de elección en tiempo real a la hora de realizar una compra. Cantidad, calidad y precio son variables que un cliente puede conocer en un instante a través de internet. Por eso, la apuesta por la calidad y la proximidad ofreciendo un servicio personalizado son las opciones que tiene ante sí el pequeño comercio, porque en cuanto a cantidad y precios no puede competir ni con el comercio electrónico ni con las grandes superficies.
De fondo se está produciendo otro fenómeno, que es la reconversión de los centros comerciales tradicionales de los núcleos urbanos. Unos bajan la persiana y caen los precios de venta y alquiler de los locales comerciales, pero este fenómeno atrae a otros emprendedores con nuevas ideas y proyectos de negocio. En 2008 la superficie de venta total en la isla era de 207.436 metros cuadrados y en 2018 había ascendido a 245.159, lo cual expresa que el sector sigue evolucionando. Pero levantar la reja cada mañana y esperar sentado a que entre un cliente ya no es suficiente, ni siquiera por Navidad.
Aparcamientos y unidad de acción
En 2013 se realizó una encuesta a las pequeñas y medianas empresas del comercio y la hostelería. Los empresarios lo tienen claro: la falta de aparcamiento es uno de los grandes problemas que se detectaron a la hora de potenciar las distintas zonas comerciales de la isla. Un problema de accesibilidad. Por otro lado, no parecen estar dispuestos a unirse para resolver sus problemas, puesto que el nivel de asociacionismo de las empresas de Lanzarote es muy bajo: sólo un 7,24% de ellas manifestaron estar vinculadas a alguna asociación.