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El viejo Hospital de Dolores, toda una vida de servicio público

Hospital de Dolores
Hospital de Dolores

A principios del siglo XIX, Lanzarote contaba con un solo médico, estando la salud de la población en manos de la medicina popular y de personas sin reconocimiento académico.

El viejo Hospital de Dolores, toda una vida de servicio público

A principios del siglo XIX, Lanzarote contaba con un solo médico y nueve barberos sangradores para atender a los enfermos, estando la salud de la población en manos de la medicina popular y de personas sin reconocimiento académico. A mediados de siglo comienza a incrementarse el número de profesionales de la salud, lo que amplía el panorama sanitario de la isla.

En Arrecife, a medida que avanzaba la centuria, se fueron domiciliando profesionales médicos acreditados, que por término medio fueron dos. La oferta cualificada privada no será suficiente como para paliar, al menos, las causas de la mortalidad ordinaria. En 1869, el diputado por Arrecife en la Diputación Provincial, Elías Martinón, solicita la creación de un hospital.

MILAGRERÍA Y EL CURANDERISMO

“No se conocían las sulfamidas ni los antibióticos. La organización sanitaria era defectuosa e improcedente, y sólo se contaba con las dos salitas construidas por el párroco Manuel Miranda Naranjo, para atender a los enfermos, en una población en que la milagrería y el curanderismo reinaban a placer”. Esta era la situación sanitaria en Lanzarote cuando llegaron las Siervas de María Ministras de los Enfermos, en 1902, la orden religiosa que recala en la isla para cuidar hasta 1913 a los convalecientes del Hospital de Nuestra Señora de los Dolores.

El Hospital de Dolores había sido fundado a finales del siglo XIX y para comprender el verdadero alcance de su labor se debe tener en cuenta que no es hasta 1950 cuando se inaugura el Hospital Insular. En 1913, el Cabildo recién constituido se hace cargo del Hospital de Dolores. Al quedarse pequeño para atender las necesidades de la isla, la Corporación adquiere un terreno colindante y más tarde, en los años 30 se amplía sobre el solar contiguo hacia el mar, que cuenta con un pasillo central iluminado y ventilado por una linterna rectangular sobre la cubierta.

AMANTES DE JESÚS Y SIERVAS DE MARÍA

El resultado final de estas intervenciones es un edificio público ecléctico, una edificación singular que constituye un hito en la trama urbana que se despliega entre las calles Academia, Manuel Miranda y Avenida Coll. Dirigido por el ingeniero González Negrín, el edificio se realiza en dos fases que responden a los dos usos que lo ocupan actualmente, Cáritas y parte de la Oficina Técnica municipal.

En 1915 llegan a Arrecife las Amantes de Jesús, una orden religiosa de monjas que trabajará durante muchos años en el Hospital de Dolores, continuando así con la labor iniciada por sus antecesoras, las Siervas de María. Un año más tarde, Francisco Hernández Arata, hasta entonces médico director del Hospital, es sustituido en su cargo por José Molina Orosa. 

PRIMER DISPENSARIO SANITARIO DE ARRECIFE

Arrecife debe al sacerdote Manuel Miranda Naranjo la fundación del Hospital de Dolores, la Cuna para Niños Expósitos y el asilo. Llegó a la ciudad en 1873, desde la localidad de Tetir, en Fuerteventura, y permaneció aquí treinta años. Lanzarote sufría la crisis de la barrilla, por lo que este bienhechor se multiplicó para poder paliar las necesidades de los habitantes de una ciudad que comían tuneras y raíces de plantas silvestres para poder sobrevivir, llegando algunos de ellos a morir de hambre.

La fachada longitudinal del edificio constituye el alzado a la calle Manuel Miranda, que recuerda al cura que fundó el Hospital de Dolores, mientras que la parte que ofrece fachada a la plaza de la Iglesia se construye sobre las trazas del primer dispensario sanitario que tuvo la ciudad, el pequeño Hospital de Dolores, y que también llegó a acoger a personas desamparadas. El inmueble presenta algunos elementos discordantes, como la apertura de puerta en la fachada al mar, el cableado de la fachada y las señales de tráfico junto a sus paredes.

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