Manuel Cabrera no acudió a la reunión del Consejo Político
El PIL, entre la supervivencia y la irrelevancia
El PIL acuerda romper con el PSOE en los ayuntamientos de Arrecife y San Bartolomé y exige a sus concejales pasar a la oposición, pero estos se niegan.
Fiel a su tradición, una crisis política interna en el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) tiene visos de extenderse a las instituciones públicas. La noticia saltó en la mañana de este martes, cuando se supo que, reunido el lunes por la noche, el Consejo Político del PIL acordó romper el pacto con el PSOE en los ayuntamientos de Arrecife y San Bartolomé y exigió a sus concejales abandonar los grupos de gobierno.
Esta decisión sería la respuesta de la dirección del partido al cese de los dos asesores del partido en el Ayuntamiento de Arrecife, un hecho que se produjo a petición de los propios concejales del PIL. Entre los cargos de confianza destituidos en marzo pasado se encontraba el propio vicepresidente del PIL, José Marcial González.
Los concejales del PIL en Arrecife son Isabel Mesa y Tomás Fajardo, y en San Bartolomé Yésica Rodríguez. Los tres están en la tesitura de acatar el acuerdo y pasar a la oposición. De ser así, se abriría la puerta a posibles mociones de censura a un año de las elecciones municipales, previstas para mayo de 2019. No obstante, la propia dirección del PIL reconoce que los concejales no acatarán el acuerdo, por lo se les abriría sendos expedientes que pudieran desembocar en su expulsión del partido. El paso siguiente sería declararlos tránsfugas.
Maestro de profesión, el presidente del PIL, Ramón Bermúdez, es alérgico a la tiza
Manuel Cabrera no acudió a la reunión del Consejo Político del PIL. En su día abandonó el grupo de gobierno del Cabildo, pero regresó obligado por la dirección de su partido. Ni Cabrera ni los ediles pilistas en Arrecife han ocultado su descontento con la dirección, encabezada por Ramón Bermúdez, a quien acusan de plegarse a la voluntad de Coalición Canaria (CC).
Lo que se dirime en el fondo es la supervivencia política del PIL. Bermúdez y los suyos se sienten cómodos al calor del poder de Coalición, que puede acabar absorbiéndolos, ocupando su espacio político y reduciéndolos a la irrelevancia. Los ediles críticos defienden que el PIL mantenga sus propias señas de identidad peleando por el territorio nacionalista moderado con su principal adversario, CC. Para estos últimos, lo ideal es mandar a CC a la oposición, Son dos maneras de encarar la realidad.
Maestro de profesión, el presidente del PIL, Ramón Bermúdez, es alérgico a la tiza. A raíz de esta penúltima crisis interna, evita de momento dar la cara y se mantiene a resguardo gracias a CC, que lo nombró coordinador del rimbombante Programa para el Fomento de los Contenidos y la Identidad Canaria de la Consejería de Educación del Gobierno canario. Bermúdez sólo tienes dos opciones: o muestra obediencia a CC o coge la tiza y vuelve a las aulas. El destino del PIL parece estar escrito y no en las estrellas, precisamente.