Son más elegidos que los de origen canario
Hugo y Valentina, los nombres preferidos en la isla
Ni Jesús ni Fayna. A la hora de ponerle nombre a los bebés se busca exotismo, originalidad y exclusividad.
El nombre Jesús apenas tiene adeptos entre los padres y madres de Lanzarote a la hora de nombrar a sus hijos recién nacidos, aunque el bebé nazca el día de Navidad y lluevan estrellas del cielo. Así que, un año más, el hijo de dios se ve superado por la competencia. En los últimos años han proliferado Alejandro, Lucía y Daniela, que son mucho más preferidos que los nombres de origen canario, como Yeray, Fayna, Gara, Rayco, Acaymo, Dácil, Airam, Aythami, Idaira, Ancor, Jonay, Tanausú… Lo que parece estar demodé es recurrir al santoral para elegir el nombre de los vástagos, y cada vez se ven menos los nombres compuestos.
Hugo y Valentina han sido los nombres más comunes entre los recién nacidos de la isla en 2015 y 2016. El significado literal de Hugo es hombre brillante, mientras que Valentina significa mujer valerosa: la que vale, la que tiene salud y es vigorosa. Padres y madres quieren para ellos que sean brillantes y para ellas que sean valientes. Quién sabe, quizá por ahí dé comienzo la revolución pendiente hacia la verdadera igualdad entre hombres y mujeres…
Al final, es el bebé quien tendrá que convivir con el nombre elegido
Son muchos los factores que son tenidos en cuenta por los padres y madres al elegir el nombre de sus retoños, y la tarea no es sencilla. Hay que tener en cuenta la opinión de las abuelas, evitar poner nombres muy utilizados en el círculo de amistades y huir de nombres heredados, porque en muchas ocasiones acaban siendo llamados por diminutivos que pueden resultar odiosos: don José el bisabuelo, José el abuelo, Josito el padre, Pepe el hijo y Pepito el bisnieto. Entre José y Pepito media un buen trecho… Y, por supuesto, lo primero que hay que descartar son nombres de ex parejas de ambos.
El caso es que, a la hora de ponerle nombre a un bebé, se busca exotismo, originalidad, exclusividad. Que se diferencie, aunque rara vez se elige el nombre del recién nacido por su significado, como muchos pueblos vinieron haciendo durante miles de años. En fin, el nombre debe ser original pero sencillo, corto cuando el apellido es largo -y viceversa-, que no se refiera a conceptos negativos… Hay quienes se inventan un nombre, o se inclinan por alguno que para ellos tienen un significado especial, a menudo porque les recuerda a alguien querido o admirado. Pero, lo realmente importante es que guste a padres y madres.
Lo que no debe olvidarse es que, al final, es el bebé quien tendrá que convivir con ese nombre el resto de su vida, o, al menos, hasta que cumpla 18 años, que es cuando puede cambiárselo por otro si no le gusta el que le pusieron. Porque una elección desafortunada puede llegar a traumatizar a los niños al convertirlos en objeto de crueles burlas. No obstante, para el supuesto de que algunos padres o madres se apunten a friquis, la ley española establece prohibiciones referidas a aquellos nombres que perjudiquen a la persona por extravagantes, ridículos o impropios, o que aludan a conceptos negativos o irreverentes.