Síndrome de Down, autismo, déficit de atención e hiperactividad, otra realidad del confinamiento

El decreto tuvo en cuenta a las mascotas, pero no se percató de la misma manera de las dificultades que pueden tener las personas con discapacidad, los niños con trastornos del desarrollo o problemas cognitivos.
Hoy, 21 de marzo, se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down. Declarado así desde 2012 por un decreto establecido en las Naciones Unidas, el principal objetivo de esta celebración es crear conciencia dentro de la sociedad del valor que tienen estas personas, a pesar de su discapacidad intelectual.
Desgraciadamente, a pesar de la indudable evolución que ha encaminado a la sociedad a normalizar su presencia, este colectivo todavía tiene que andar reivindicando cosas. Para el año 2020, el lema del Día Mundial del Síndrome de Down es "Decidimos", con el objetivo de que las personas con este síndrome puedan tener una participación plena en la toma de decisiones sobre los asuntos que les afecten.
Después de que el presidente de España alegase las condiciones que traía consigo el estado de alerta, a muchos de nosotros nos llamó la atención que las peluquerías y las tintorerías pudieran abrir con normalidad. Sin embargo, nadie se percató de que en ningún párrafo del decreto se hace referencia a las condiciones particulares de las personas con discapacidad, con TDAH, Autismo ni otros problemas neurológicos infantiles.
Qué ocurre con los niños que necesitan terapia o para los que no poder salir a la calle se convierte en un auténtico infierno...
A pesar de que las personas con Síndrome de Down no son un colectivo que sufra graves consecuencias con el encierro, también hay que tener en cuenta que muchos requieren de ciertos cuidados, ayudas, terapias… Están acostumbrados a una rutina que se les ha arrebatado de manera drástica. Sánchez aclaró que las personas dedicadas al cuidado de menores, personas mayores o con discapacidad, podrían acudir a su puesto de trabajo pero y qué hacemos con los niños que necesitan terapia o para los que no poder salir a la calle se convierte en un auténtico infierno…
Los niños con Hiperactividad, por ejemplo, son incapaces de controlar su movimiento. Obligarles a pasar más de dos semanas sin poner un pie en la calle puede convertirse en una auténtica tortura para ellos y un calvario para sus familias. Un niño con autismo, no soporta los cambios de hábitos y mucho menos si son bruscos. Se agobian con mucha facilidad y tienen problemas para soportar estímulos de diferente tipo.
Dejar de acudir a terapia o quedarse recluido en casa puede suponer un retroceso importante en el desarrollo de cualquiera de estas personas. El decreto del Gobierno tuvo en cuenta a las mascotas, pero no se percató de la misma manera de las dificultades que pueden tener las personas con discapacidad, los niños con trastornos del desarrollo o problemas cognitivos.
Hay que acatar las normas, cumplir con el estado de alarma y quedarse en casa. Sin embargo, ya hay lugares donde, a través de distintas reclamaciones, han flexibilizado las condiciones solo en el caso de estas personas, para facilitarles la vida a ellos, y a sus familiares. Lo cierto es que en estas circunstancias de encierro, hay quien lo pase mucho peor que todas aquellas personas que se quejan del aparente aburrimiento que puedan sufrir en casa.