Hacia un centro de interpretación de la marina
El verde en Arrecife está bajo el mar
Particularmente valiosas son las praderas de seba fina, una especie a la que se dio por desaparecida del litoral a principios del presente siglo, y que ha resurgido.
Ya sabemos por qué escasean las zonas verdes en Arrecife. O por qué los sucesivos borradores de la revisión del Plan General de Ordenación, promovidos por Coalición Canaria en los últimos años, proponen cargarse 200.000 metros cuadrados de sistemas generales (parques, jardines…). Quizá la razón es que sobra el verde en la ciudad, aunque éste se encuentra bajo el mar en abundancia.
En la marina de Arrecife habitan dos de las tres especies de fanerógamas marinas presentes en Canarias: la seba (Cymodocea nodosa) y la seba fina (Nanozostera noltii). Son muy parecidas, pero poseen algunas características que las diferencian. Las fanerógamas marinas son plantas que crecen en el mar. Poseen flores, semillas y frutos y forman grandes praderas sumergidas. No son algas, aunque conviven con ellas.
Las praderas sumergidas, el verde de la ciudad, han sido recogidas en un folleto divulgativo realizado por el Ayuntamiento, con textos de Rubén Ramírez Cañada. Particularmente valiosa es la seba fina, a la que se dio por desaparecida del litoral capitalino a principios del presente siglo. Sin embargo, en 2012, varios biólogos de la Universidad de La Laguna localizaron cuatro praderas de esta especie en la playa de El Reducto.
Al igual que los árboles, ayudan a reducir los efectos del cambio climático
La marina de Arrecife es el único lugar donde se puede encontrar la seba fina, una especie protegida que está incluida en el Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias -en la categoría de ‘en peligro de extinción’- así como en el Catálogo de España -dentro de la categoría de ‘vulnerable-. La otra seba también se encuentra protegida y catalogada como ‘de interés para los ecosistemas canarios’.
Lástima que no podamos disfrutar de las praderas marinas situadas en el litoral de la ciudad. Aún así, conviene saber que su presencia aporta muchos beneficios. Por ejemplo, retienen la arena de los fondos gracias a sus rizomas y raíces, contribuyendo a la protección de las playas. También mejoran la calidad de las aguas, incrementando su transparencia, y aportan materia orgánica y enriquecen a otros ecosistemas debido a su gran productividad.
Al igual que los árboles, ayudan a reducir los efectos del cambio climático, aunque en este caso capturando el carbono presente en los océanos. Pero, sobre todo, sirven de refugio y comedor de una gran biodiversidad, ya que constituyen un lugar de puesta y desarrollo de alevines de muchas especies de interés pesquero.
Cuando se resiente la calidad del agua del mar, enseguida lo sufren las sebas
Cuando se resiente la calidad del agua del mar, enseguida lo sufren las sebas. De hecho, la reducción de la transparencia del agua constituye la principal causa de pérdida de praderas marinas, sobre todo debido al incremento de nutrientes y de la turbidez. También ocasionan daños los fuertes temporales, porque remueven en exceso el sedimento del fondo, o las lluvias torrenciales, ya que aportan grandes cantidades de sedimento y nutrientes que modifican las condiciones del agua del mar.
El folleto divulgativo editado por el Ayuntamiento se pregunta cómo cuidarlas, y su respuesta es muy directa: conociéndolas. No se puede apreciar y respetar lo que no se conoce. Por eso, propone no pisarlas y mucho menos arrancarlas. Con todo, lo más importante es cuidar el medio en el que viven estas plantas marinas, evitando tirar basuras y verter aguas residuales o salmueras, reparando las embarcaciones lejos de estas praderas y no arrojando sobre ellas muertos para el amarre de barcos ni potalas.
Aunque se viene reclamando sin éxito desde hace varios lustros, lo hemos de ver: un centro de interpretación de la marina de Arrecife y visitas guiadas en la bajamar portando unas gafas y un tubo, con una audio-guía incorporada