VOLCANES

En 2024 se cumplen 200 años desde que cesó la última erupción en Lanzarote

Malpaís de Tinguatón.
Malpaís de Tinguatón.

Tras las erupciones del siglo XVIII, pueblos enteros, propiedades y fértiles campos de cultivo quedaron enterrados junto a centenares de topónimos que referían lugares

En 2024 se cumplen 200 años desde que cesó la última erupción en Lanzarote

Fruto de 14 años de investigación, el arqueólogo lanzaroteño José de León Hernández concluyó en 2009 su tesis doctoral y la presentaba en la Casa de los Volcanes, en Jameos. Habló de Lanzarote bajo el volcán ya investido doctor y tras reconstruir el territorio que quedó sepultado bajo las cenizas por las erupciones volcánicas acaecidas en la isla de forma casi ininterrumpida, entre 1730 y 1736. Pueblos enteros, propiedades y fértiles campos de cultivo quedaron enterrados junto a centenares de topónimos que referían lugares. La población ascendía a unas 5.000 personas y, de ellas, alrededor de 2.000 huyeron a otras del Archipiélago y Latinoamérica.

Casi un siglo después de las de Timanfaya, Lanzarote conoció un nuevo episodio. En el siglo XIX se produjeron las últimas erupciones, de las que, como en las de 1730, existen documentos escritos de testigos presenciales. Entre ellos destaca el del cura de San Bartolomé, Baltasar Perdomo, en el que explica la actividad de los tres volcanes que surgieron. Los procesos eruptivos comenzaron el 31 de julio de 1824, en el volcán de Tao. Le siguió el volcán Nuevo del Fuego, también llamado Chinero, el único representante de esta fase eruptiva que se encuentra dentro de los límites del Parque Nacional de Timanfaya, con una erupción al parecer muy violenta. Por último, el volcán de Tinguatón hizo erupción un anochecer.

Un 16 de octubre comienza la erupción en Tinguatón

En la madrugada de un 29 de julio 1824 se produjo un terremoto en la isla. Duró poco y no generó demasiada alarma entre la población, puesto que llevaba más de diez años viviendo así, de seísmo en seísmo. Sin embargo, este temblor anunciaba la última erupción acaecida en Lanzarote y que comenzaría dos días más tarde dentro de los límites del cortijo del clérigo Duarte, en Tao. Entre julio y octubre tuvo lugar la triple erupción que no revistió gran importancia. Los episodios del siglo XIX y los anteriores, acontecidos entre 1730 y 1736, dieron pie a la declaración de uno de los cuatro parques nacionales existentes en Canarias, Timanfaya.

En octubre, un día 16, comienza la erupción en Tinguatón. En los diarios remitidos a la Gaceta por el Regente de la Audiencia de Canarias, referidos al inicio de la erupción, se dice textualmente: “...después del anochecer como a las 6 1⁄4 hizo un gran estrépito, y se presentó al mismo tiempo una nueva erupción con una grande columna de fuego tan recta y elevada que tenia iluminada toda la isla, superando las grandes montañas que podían hacerle sombra; y con unos bramidos tan terribles que a pesar de estar acostumbrados a oír los dos volcanes anteriores, atemorizaba a todos los naturales” (ROMERO, C.: Crónicas Documentales sobre las erupciones de Lanzarote. Fundación César Manrique. Madrid, 1997).

Emisión de aguas salobres y calientes

El rasgo más significativo de la erupción del volcán de Tinguatón es la emisión de aguas salobres y calientes durante las fases finales. La emisión de agua ha dejado como testigo las chimeneas volcánicas, alineadas a lo largo de la fisura eruptiva, totalmente limpias y constituyendo simas de disposición vertical de entre 6 y 95 metros de profundidad. Las simas son muy espectaculares y el cráter y su entorno son de gran belleza. Tinguatón forma parte del Parque Natural de los Volcanes.

La actividad volcánica cesó en Lanzarote hacia el 25 de octubre de 1824. En enero de 1825, la Gaceta de Madrid, o antiguo Boletín Oficial del Estado, informa de las erupciones producidas en Lanzarote desde el mes de octubre de 1824. En el texto se incluyen los comentarios del alcalde mayor de la isla sobre el avance de la lava y la actitud de la población (núm. 12, de 27/01/1825). Después de aquellos sucesos, los volcanes de Lanzarote han entrado en un período de calma, dejando su huella en el paisaje e impidiendo la habitabilidad de toda esta zona.

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