MUJER

Concluyen las jornadas de Mararía sobre autocuidados con un llamamiento a la mejora de los servicios públicos

Foto de familia de las jornadas de Mararía.
Foto de familia de las jornadas de Mararía.
La entidad reflexiona sobre la corresponsabilidad de los cuidados y la salud de las mujeres desde una perspectiva de género
Concluyen las jornadas de Mararía sobre autocuidados con un llamamiento a la mejora de los servicios públicos

Entender el autocuidado feminista como un proceso de deconstrucción de la educación patriarcal, que considera a las mujeres como cuidadoras “por naturaleza” y como un ejercicio responsable de los límites; exigir a las administraciones que actúen como eficacia a la hora de prestar los múltiples servicios que demandan las sociedades del bienestar; reconocer el concepto de autocuidado como un derecho humano y como un acto de amor hacia una misma, desabrigado de culpas y de remordimientos; que no se confunda con tiempo para la peluquería y anide en la habitación propia y también en las redes comunitarias.

Estas son algunas de las conclusiones alcanzadas durante las jornadas de la asociación social y cultural para las mujeres Mararía, celebradas los días 9 y 10 de octubre en el hotel Lancelot playa de Arrecife, con la presencia de cerca de un centenar de asistentes presenciales y on line.

El acto inaugural contó con la participación del consejero de Bienestar Social del Cabildo de Lanzarote, Marci Acuña, y de la concejala de Igualdad del Ayuntamiento de San Bartolomé, Mónica de León. Además, se sumó a la segunda jornada Ana Isabel Brito, directora del Instituto Canario de Igualdad, organismo patrocinador de la actividad, quien se puso a disposición de la entidad de Lanzarote para estrechar los lazos y reforzar unas líneas de trabajo que calificó de “compartidas”.

Repulsa contra la violencia

La cita se abrió con un minuto de silencio como gesto de repulsa y en memoria de las diez mujeres muertas en el mes de septiembre por violencia de género. En la primera de las ponencias de la mañana, la presidenta de Mararía, Nieves Rosa Hernández, rechazó “la opresión que proviene de las lógicas del poder y que nos exige una dedicación imposible a los cuidados” y apostó por “elegir un camino distinto, con la centralidad en el autocuidado personal y colectivo”. 

Por su parte, la presidenta de la coordinadora COMPI, Patricia Ponte, incidió además en la necesidad de que, desde el feminismo, se exijan políticas para la atención a las mujeres migrantes que interpelen a todas las comunidades autónomas de manera subsidiaria, y no solo a las receptoras de los flujos humanos.

A continuación intervino la diputada nacional y secretaria de la Federación de Mujeres Abolicionistas, Ada Santana, quien focalizó su discurso en las mujeres jóvenes, víctimas de la presión de una triple exigencia profesional y laboral, de cuidados y personal/estética, vinculada al universo de las redes sociales. Propuso el establecimiento de redes que fortalezcan a los movimientos feministas sectoriales para obtener una incidencia política real y abogó por un esfuerzo encaminado a situar mujeres en los puestos de toma de decisiones.

La primera mañana de trabajo concluyó con la exposición de la socióloga y coordinadora técnica de Programas de la Federación de Mujeres Jóvenes de España, quien expuso las conclusiones del informe “Apps sin violencia sexual”, un espeluznante recorrido por los comportamientos (virtuales y físicos) agresivos y machistas de los usuarios y por la hipersexualización, infantilización y cosificación de las mujeres, incluso de manera voluntaria.

Mesa redonda

La tarde se destinó a una mesa redonda sobre autocuidados, salud y responsabilidades compartidas, con la intervención de Macarena Barreto, María Pilar Miranda, Elizabeth Artiles y Marta Cardaba, moderada por Myriam Ybot. La charla giró en torno a las prestaciones de los servicios de salud pública específicos para mujeres, no suficientemente difundidos; la importancia de las redes no formales para el auxilio a las cuidadoras; y de manera especial, a la necesidad de escuchar las propias señales, poner límites a la autoexigencia personal y practicar el “no” como estrategia de supervivencia.
Abrió la segunda jornada del encuentro la fundadora de la Asociación de Enfermería Salud Mental 1982 y formadora en Violencia de Género, Henar Sastre, con la ponencia “Perspectiva de género en salud: Malestares/Bienestares de las mujeres”, quien aseguró que lo que predispone a la mujer a la depresión es su propio rol y los mandatos de la feminidad. “Cuando cuestionamos los mandatos tradicionales, vivimos en conflicto; según la OMS, los estados depresivos de las mujeres son la expresión del malestar de las mujeres de este siglo”, dijo.
La vicepresidenta de COMPI, Marta Cardaba, abordó el impacto de la violencia de género sobre las mujeres, considerada como problema de salud pública, la importancia de formar al personal sanitario y los recursos disponibles para una atención integral a las víctimas.
La serie de conferencias finalizó con la charla ‘Estrategias, alternativas y redes para protegernos’, a cargo de Patricia Ponce, que apuntó a la importancia de aplicar el autocuidado y los límites en las propias organizaciones, aprender a delegar funciones y tener capacidad de “desconexión” del trabajo. El encuentro se clausuró con una actividad lúdica para las personas asistentes, denominada “Juntanza” y consistente en una danza colectiva con trenzado de cintas que representan la sororidad y el esfuerzo colectivo de las mujeres.

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