SEMBLANZA
La larga espera de Manuel Fernández Hernández, periodista e Hijo Predilecto de Arrecife

Hace algo más de tres años que aguarda a que se materialice la parte que falta del acuerdo plenario municipal que lo distinguió a título póstumo.
Más de ochenta años lleva el hombre luchando contra el olvido. Y hace algo más de tres años que espera a que se materialice la parte que falta del acuerdo plenario municipal que lo declaró Hijo Predilecto de Arrecife a título póstumo, reparando así un largo agravio. La iniciativa, que partió de Somos Lanzarote, contempla que algún espacio de la ciudad lleve el nombre de Manuel Fernández. De hecho, será la nueva plaza situada delante de la Agencia Tributaria Canaria, enfrente del Club Náutico, surgida tras la remodelación de la avenida marítima. Nacido en Arrecife en 1881, Manuel Fernández Hernández fue detenido en Arrecife por oponerse al golpe de estado contra la II República y murió en el campo de concentración de La Isleta en 1936.
El acuerdo plenario municipal se adoptó sin ningún voto en contra, haciendo así justicia con la memoria de un tiempo y de un hijo injustamente tratado, por lo que entra dentro de lo posible que el año nuevo que acaba de empezar pudiera ser, por fin, el del completo reconocimiento de Manuel Fernández Hernández. Republicano, ilustrado y de izquierdas, Manuel fue, sobre todo, un activista comprometido con su ciudad y su isla. Su vocación se inclinó muy pronto hacia el periodismo. Fundó y presidió la Sociedad Obrera de Arrecife. Esta sociedad creó su propio periódico y se dedicó a la alfabetización de la clase trabajadora, tarea que contó con el respaldo de la centenaria Sociedad Democracia.
Su voz: crítica al caciquismo, quejas por el mal gobierno, falta de inversiones…
A finales de 2016, Jaime Balaguer participó en una mesa redonda celebrada en el Archivo Histórico de Arrecife titulada ‘Vida y muerte de un arrecifeño en su contexto histórico’. Según Balaguer, en los escritos y documentos que se conservan de Manuel Fernández Hernández se encuentran la crítica al caciquismo, la queja por el mal gobierno y la falta de inversiones, la preocupación por la emigración, la oposición a la división provincial del Archipiélago o la crítica a los vicios y a las posiciones antiliberales del clero. Al producirse el levantamiento militar, Manuel fue detenido y trasladado a Las Palmas de Gran Canaria. Llegó al campo de concentración de la Isleta un 5 de octubre y falleció ese mismo día. Enormes palizas y todo tipo de actos execrables y humillantes acabaron con su vida. Su cuerpo fue enterrado en una fosa común en el cementerio de la ciudad grancanaria.
Dirigió Cronista de Arrecife (1899-1900) y El Proletario (1902). Fue colaborador del semanario majorero La Aurora (1900-1906), de los periódicos tinerfeños El Obrero (1900-1914) y El Progreso: diario republicano (1905-1932), así como de los lanzaroteños La Prensa (1903), Heraldo de Lanzarote (1902-1903) y La Voz de Lanzarote (1913 y 1917-1918). De ejecutarse el acuerdo plenario en todos sus términos, sus descendientes, el mejor periodismo insular y los ideales democráticos en la isla verían así reparado el abandono al que Manuel Fernández Hernández ha estado sometido durante demasiado tiempo.