Un viaje a través del paladar

“Esta historia no es sólo mía, es la historia de la Isla”

el pellizco
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Rigoberto Almeida, El Pellizco, ofrece un viaje Entre Dos Mundos en su primer menú degustación
“Esta historia no es sólo mía, es la historia de la Isla”

Al sur de Fuerteventura en Costa Calma, frente a ese puente de agua salada que es el Atlántico, se encuentra El Pellizco by Rigoberto Almeida, un joven chef que ha creado el primer menú degustación de la Isla. Más bien ha creado una historia que se cuenta a través del paladar. Y como cuentero de su cuento, así mismo se define, sabe exactamente lo que quiere decir y cómo decirlo.

Aquellos que escribimos sabemos lo importante que es cuidar la narración al detalle. Porque una expresión equivocada, una coma desubicada o un respiro a destiempo tienen el poder de romper un relato. Por eso leemos y reescribimos hasta que cada frase transmite (o eso intentamos) el mensaje que queremos transmitir.

Almeida ha hecho exactamente eso pero en su idioma. A través de los ingredientes, las técnicas, los emplatados y el espacio. No hay nada al azar; todo está seleccionado con mimo para colocarte justo donde él quiere que estés. Desde la atención en mesa hasta la elección de una vajilla diseñada específicamente para este menú por un artesano de La Oliva. Ha jugado, combinado y recreado hasta que ha escrito una historia comestible: su historia, pero también la nuestra. La de muchas familias que hace no tanto tuvieron que cruzar el océano para buscar una vida mejor. Canarias es y ha sido siempre lugar de conjunción, cruce y mestizaje. Una realidad que se concreta en las distintas elaboraciones que fusionan dos culturas sin perder la idiosincrasia que caracteriza a cada una de ellas. 

Entre Dos Mundos” es un encuentro a medio camino entre su Cuba natal y la Fuerteventura en la que enraíza. Y así combina las palomitas dulces de allá con el escaldón de pulpo de aquí o emplata la carne de cabra majorera en un cazo que emula los que se usan para preparar el ajiaco cubano. Y así se suceden los platos, con guiños en ocasiones tan evidentes sobre el papel como inesperados en boca.  En un viaje del que no haremos mucho más spoiler porque parte de su gracia está precisamente en llegar y dejarse sorprender. 

Rigoberto nos hace recorrer largas distancias con productos kilómetro 0 en un menú degustación que también se erige como reivindicación de las posibilidades de esta tierra.  Es un “sí, aquí estoy yo”. Pero sobre todo, aquí está Fuerteventura. Lista para que el mundo la saboree. Declaración de intenciones que se concreta en una escalera (sí, una escalera) que no sólo refleja el crecimiento del chef sino el potencial de la Isla de ser más, de aspirar a más, de llegar más lejos. 

Paso a paso. 

Bocado a Bocado.

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