ENTREVISTA

Raquel Ejerique: "Hay cargos públicos cuyo único mérito ha sido entrar en un partido político"

Raquel Ejerique se curtió periodísticamente en la Valencia de Zaplana y Camps. Quizá por ello habla sin sorprenderse demasiado de la corrupción política.

Raquel Ejerique: "Hay cargos públicos cuyo único mérito ha sido entrar en un partido político"

Raquel Ejerique, la mujer que destapó el Caso Cifuentes provocando su dimisión y sacudiendo los cimientos éticos de una Universidad, se curtió periodísticamente en la Valencia de Zaplana y Camps. Quizá por ello habla sin sorprenderse demasiado de la corrupción política.

Estuvo este jueves en el Centro Cívico de Playa Honda en un acto organizado por la Unión de Profesionales de la Comunicación en Canarias, el sindicato del gremio, demostrando un notable poder de convocatoria. Más de un centenar de personas interesadas en conocer los detalles del caso que terminó con la carrera política de Cristina Cifuentes y que puso no pocos interrogantes sobre la Universidad Rey Juan Carlos.
 
Pregunta- Visto desde la perspectiva de la distancia ¿Fue Caso Cifuentes o Caso Universidad Rey Juan Carlos?
Respuesta- Es una pregunta difícil. Se han desvelado dos cosas. Una, la frivolización de algunos políticos con sus currículums. La gente dice que tenemos unos políticos mediocres. Bueno, pues a lo mejor lo son. No tienen la suficiente formación o experiencia. Esto ha aflorado una tendencia a adornar su currículum e incluso, otra mucho más grave: utilizar el sistema público sin pasar todos los procedimientos que hay que pasar. Pero es verdad que esto también ha puesto en cuestión, y creo que era muy necesario, la universidad pública española. Porque así como se ha cuestionado la política, los sindicatos, los medios de comunicación...a la universidad no le ha sucedido lo mismo. Y es necesario abrir puertas y ventanas de las universidades donde se dan la endogamia o la falta de transparencia, entre otras cosas. La corrupción no siempre tiene que ser una cifra con muchos ceros. Es también poner el sistema público a tu servicio para fines particulares, como tener un máster, por ejemplo.
 
P- ¿Qué sensación te queda después de todo esto?
R- La historia acabó periodísticamente cuando el rector eleva el caso a la fiscalía. Hasta entonces hubo mucho hostigamiento, acusaciones de mentir... la Universidad callaba. Asistimos a un sinfín de estrategias, mentiras y más mentiras de Cifuentes hasta que finalmente dimite. Fueron días duros porque continuamente se decía que estábamos mintiendo
 
P- Tú recibiste decenas de mensajes espontáneos ampliando datos de la investigación que estaban llevando a cabo. Al tiempo el PP de Madrid pedía en Twitter, desesperadamente, ayuda para desenmascarar la campaña de acoso a Cifuentes.
R- La verdad es que fue un cachondeo. Cuando ocurrió eso la gente, que es muy ingeniosa, les empezó a mandar auténticas barbaridades, gracias, memes... Ya en serio, esto viene a demostrar que a veces el poder público se pone al servicio de la mentira, directamente. El PP se financia con dinero público y lo utilizan intentando desacreditar con mentiras a un medio de comunicación que, como en este caso, contaba la verdad. Frente a ello el aparato mediático del PP de Madrid intentando salvar como fuera y con las mentiras que fueran a Cristina Cifuentes incluso señalando a dos periodistas con sus nombres y apellidos. Ahí cruzaron una frontera. Nunca había oído a un político señalar tan claramente a dos periodistas
 
P- ¿Y qué se sabe de la querella?
R- Hay dos querellas. Una por revelación de datos, por la que nos pide hasta seis años de prisión. Ella considera que hemos publicado datos personales, pero he de decir que hemos sido exquisitos con el tratamiento. Desde el primer día teníamos sus notas y no las publicamos porque no nos parecían relevantes y sí una información un poco más personal. Lo que publicamos fueron  las actas de la Universidad que demuestran el cambio de notas, una información necesaria para demostrar lo que estábamos diciendo y a la que, por otra parte, tienen acceso como un millar de personas, y el otro dato que publicamos son los pagos de su matrícula que revelaban que era mentira que hubiera acabado en 2011. Tampoco es nada íntimo puesto que son precios publicados por la Comunidad de Madrid. La otra querella es por injurias y calumnias y contra el Derecho al Honor en la que relata que nos hemos dedicado a difamarla en nuestro medio, en radios, en teles, en Twitter...a base de mentiras y falsedades. Curiosamente esta querella la pone el día que comparece ante la Asamblea, antes de que se sepa públicamente que el acta está falsificada. En esa querella se nos acusa de sugerir que estamos presentando documentos irregulares. Creo que ninguna de las dos tiene ningún recorrido. El día 21 estamos citados ante el Juez, obviamente para reafirmarnos en lo publicado
 
P- ¿Caso cerrado, por tanto?
R- Desde un punto de vista periodístico estuvo cerrado ya en el segundo día. Ha sido la propia Cristina Cifuentes quién lo mantuvo abierto 35 días, hasta que dimitió. Judicialmente el caso sigue abierto y no va a ser corto porque hay funcionarios que están siendo investigados y se enfrentan a acusaciones de falsificación de documento público, que no es ninguna tontería.
 
P- Hubo carreras en ir retirando méritos, e incluso lugares de nacimiento, de no pocos currículums
R- Eso revela que a muchos de nuestros políticos no les gusta ser quienes son. No están conforme consigo mismos y necesitan adornarse. Hay que tener en cuenta que muchos de ellos, en la vida,  no han hecho nada más que entrar en un partido político y esperar.
 
P- Y al final Cifuentes dimite por el affaire del vídeo de las cremas de belleza. ¿No tienes la sensación de haber hecho la jugada del siglo y que, en el último instante, llega uno por detrás y empuja el balón a gol?
R- Yo me siento muy satisfecha de lo que hemos hecho. Sobretodo desde el punto de vista periodístico y en un momento de crisis donde la precariedad impide muchas veces la libertad, porque lo prioritario es luchar y resistir. En este contexto se han dado todas las circunstancias para que “un medio digital”, como dicen algunos de un modo peyorativo, acabe ganando la partida de la verdad. Tras nuestras informaciones el futuro político de Cifuentes era muy negro: o dimitía o la echaba la moción de censura. A mí me parece mucho más grave la presunta falsificación de un máster que el robo de dos cremas, sobretodo si revela algún problema personal como parece que es el caso. Pero sí me genera insatisfacción, ya más como ciudadana que como periodista, que al Partido Popular le parezca más grave  el robo que lo del máster y por eso Rajoy la obliga a dimitir ese día.
 
P- Vienes a Lanzarote de la mano de la Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias y en el día mundial de la Libertad de Prensa. En la profesión, ¿Tenemos más razones para celebrar o para sindicarnos?
R- No estamos para muchas celebraciones, la verdad. Hay que acabar con la precariedad en la profesión porque con ella no hay libertad. Es difícil que resistas a las presiones del poder, incluido el jefe, si tienes un contrato precario o eres colaborador desde casa. El periodismo, como la educación o la sanidad, cuesta dinero. Y en el caso de los medios privados, aún siéndolo, tienen una función pública. Compatibilizar el legítimo derecho de los dueños de los medios a ganar dinero, con ofrecer un servicio público es difícil.

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