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De Casino de Arrecife a Real Club Náutico

El anónimo y cruel derecho de veto a la entrada de un nuevo socio -la bola negra- no sería erradicado hasta los años cincuenta del siglo pasado.
De Casino de Arrecife a Real Club Náutico

La constitución del Casino de Arrecife coincide más o menos en el tiempo con la fundación de la Sociedad Democracia. Mientras la raíz de esta última es de carácter popular, desde su nacimiento el Casino siempre fue para la mayoría de la población la exclusiva y clasista sociedad de los ricos del puerto. El Casino de Arrecife se crea a mediados del XIX y su Reglamento data de 1872, pero el anónimo y cruel derecho de veto a la entrada de un nuevo socio -la bola negra- no sería erradicado hasta los años cincuenta del siglo pasado, bajo la presidencia de José Ramírez Cerdá.
 
En su origen, el objeto social era “proporcionar a los socios distracciones y recreos permitidos, así como la lectura de obras y periódicos”. Los socios contribuían con cuarenta reales de vellón como cuota de entrada y ocho reales de vellón en mensualidad anticipada. El primer Reglamento recogía que uno de los salones estaría destinado en exclusiva a gabinete de lectura, como sucedió en otras sociedades similares creadas en Canarias en el XIX.
 
El Náutico se siente orgulloso de poseer entre sus paredes un mural de Manrique
 
Antiguamente, el término casino, hoy en desuso, aludía a una sociedad de hombres que se juntaban en una casa, “aderezada a sus expensas”, para conversar, leer, jugar y otros esparcimientos, y en la que se entraba mediante presentación y pago de una cuota de ingreso y otra mensual. En Arrecife se funda así una sociedad de recreo formada por personas de una misma clase.
 
En enero de 1945, el Casino crea su sección de Náutica, siendo la primera edición de la Regata de San Ginés la primera actividad que realiza, dos años más tarde. En 1961, el nuevo Reglamento cambia el nombre de la institución por el de Casino Club Náutico de Arrecife, mientras que el distintivo ‘Real’ se consiguió en 2010 por concesión de la Casa Real.
 
El Náutico se siente orgulloso de poseer entre sus paredes un mural de César Manrique, fechado 1962, cuando el artista formaba parte de su junta directiva, y que ha sido restaurado en fecha reciente. En el mural Manrique recurrió al reciclaje, algo habitual en su obra, utilizando material procedente del desguace de barcos.
 
En el escudo de principios del XX se observa el símbolo del apretón de manos
 
Durante ochenta años, la sede del Casino estuvo en régimen de alquiler en el inmueble que hoy ocupa la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz. Desde finales del XIX, diferentes directivas intentaron adquirirlo sin fortuna, hasta que “por imperativos insoslayables de la Ley de Inquilinato”, según el periodista Guillermo Topham, recibe una orden de desalojo. La histórica sede del Casino cerró en 1960, pero su directiva ya contaba con una alternativa, puesto que en 1958 adquiere un solar junto al muelle de La Pescadería y pronto consigue la autorización para construir un Club Náutico ganando terrenos al mar. El viejo Casino había conseguido instalarse junto al mar, mientras que a la Democracia le fue denegada esa posibilidad, aunque lo peleó. Esta circunstancia ha marcado el devenir de ambas entidades desde entonces.
 
La vieja rivalidad entre el Casino y la Democracia quizá no sea más que un reflejo de la lucha de clases, o quizá obedezca, en parte, al doble rasero con que los poderes públicos han tratado a una y a otra a la hora de buscar una salida al mar. En cualquier caso, en el escudo del Casino de principios del siglo pasado se observa el símbolo del apretón de manos, lo cual se puede interpretar como un signo masón que la Democracia, en cambio, sí conserva en su logotipo, en claro reconocimiento a sus orígenes. Aunque el nombre Casino se haya quedado por el camino, quizá el origen de ambas sociedades tenga más lazos comunes de lo que hoy pudiera creerse.

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