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El Charco de San Ginés, el mejor espacio público de Arrecife

De charca pestilente a zona de moda. Después de casi medio siglo de espera, El Charco se ha convertido en el mejor espacio público de Arrecife.

El Charco de San Ginés, el mejor espacio público de Arrecife

Restaurantes, bares, cafeterías, terrazas y gente paseando. Le está costando, pero Arrecife empieza a entender que su litoral ofrece grandes oportunidades. Áreas de expansión, lugares de encuentro, itinerarios de paseo, contrapunto a la densidad... Todo ello se veía venir en El Charco de San Ginés hace más de medio siglo, pero hubo que esperar décadas a la eclosión del mejor espacio público de Arrecife.

El Charco está de bote en bote casi a todas horas del día. La población local y los visitantes visualizan que el litoral aporta valores ambientales, calidad paisajística y singularidad. Por eso, da grima pensar que, allá cuando, un alcalde, don Rogelio, llegara a plantear que lo mejor era entullirlo y crear un parking encima. Tal era la pésima estampa de El Charco en los años sesenta y setenta del siglo pasado, cuando la isla y su capital se incorporan a la corriente del turismo. El hedor era insoportable; la imagen, desoladora.
 
“Antiguamente, el movimiento de las mareas hacía de El Charco el atractivo natural más interesante de la capital”
 
Pero no fue así siempre. Antiguamente, el movimiento de las mareas hacía de El Charco el atractivo natural más interesante de la capital, añadiendo mayor pedigrí al entorno donde se fundó la ciudad. En su fisonomía aún se aprecian viviendas de tipología popular y restos de almacenes y bodegas vinculadas a la actividad portuaria y litoral desde el siglo XVIII.
 
En general, el frente del litoral de El Charco fue creciendo con traseras al mar. Esto es así porque las construcciones situadas en la franja naciente de la calle Real tenían su trasera en El Charco de San Ginés, por lo que estas viviendas se desarrollan de espaldas al mar. Por lo tanto no se conforma una fachada en sus orillas, un hecho que se está produciendo en fechas recientes a raíz de su revaloración como área residencial y de ocio.
 
Entre la orilla septentrional de El Charco y la calle Pérez Galdós, la antigua vía hacia la Villa de Teguise, se asentó el sector más humilde de la población. Esta condición de enclave en ladera le otorga cierto protagonismo en el skyline actual de El Charco.
 
“Como hiciera con basureros y escombreras, César Manrique percibió el potencial que se ocultaba tras la charca pestilente”
 
Como hiciera con basureros y escombreras, César Manrique percibió el potencial que se ocultaba tras la charca pestilente. Primero hubo que cerrar la conexión con la bahía de Naos para evitar la contaminación que generaban las factorías de pescado. Luego se produjo la intervención: el dragado, los muros de piedra, la rehabilitación de los puentes y la lámina de agua en el Morro de Elvira.
 
El Charco tardó en coger resuello, primero como privilegiada zona residencial y después como lugar de ocio. Hoy, su ribera es la primera opción que maneja cualquier empresario de la hostelería que desee abrir un negocio en Arrecife. Proliferan bares, restaurantes y cafeterías en las orillas de la amplia laguna de casi cien mil metros cuadrados de superficie, un fondeadero natural para embarcaciones de pequeño tamaño.
 
Flanqueada por El Lomo y La Puntilla, El Charco es un parque de agua y la plaza mayor de la ciudad, aunque el Ayuntamiento y la iglesia le den la espalda. Peor para ellos.

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