ANIMALES DOMÉSTICOS
Colonias de gatos en Arrecife, otra regulación a la vuelta de la esquina

El método más efectivo y ético para el control de las colonias de gatos en las ciudades es la captura, esterilización y suelta en su entorno.
La presencia de los gatos entre los humanos viene de viejo y ya en la antigüedad eran venerados. Los gatos también han estado presentes en la sociedad tradicional de Lanzarote, pero su misión en la vida se ha limitado cazar ratones y, por eso, ha sido habitual verlos habitando en almacenes, tiendas o alrededor de los barcos y las factorías de pescado. Aunque siempre ha habido gatos callejeros, en los últimos tiempos ha proliferado en Arrecife una modalidad que son las colonias alimentadas por personas sensibles ante su situación de desamparo. Hay personas que les dan de beber y de comer a diario, un fenómeno este que se aprecia en muchos núcleos urbanos.
Los gatos callejeros han aprendido a sobrevivir en libertad, en solares privados y casas viejas abandonadas
Las colonias de gatos no son nuevas. El trato exquisito, fuera del ámbito doméstico claro está, se expandió con el turismo, al ser los visitantes de los primeros complejos de apartamentos situados en Puerto del Carmen quienes nos enseñaron a verlos con otros ojos a finales de los años sesenta y primeros setenta del siglo XX. Los trataban a cuerpo de rey. Pero, por diversas razones, los gatos callejeros han regresado a un estado semisalvaje. Provienen de gatos domésticos que han sido abandonados, huidos de sus amos, perdido por sus dueños, o ser descendientes de gatos en esta situación.
Han aprendido a sobrevivir en libertad, en solares privados y casas viejas abandonadas. Son animales muy independientes y territoriales, se desenvuelven en un ambiente hostil y suelen agruparse y formar las llamadas colonias de gatos asilvestrados. Pero muchos gatos malviven, padecen enfermedades, mueren muchas veces de inanición o siendo envenenados, agravado todo ello por unas ordenanzas municipales prohíben expresamente alimentar a los animales abandonados en la vía pública.
Mas, lo cierto, es que los gatos callejeros forman parte de la fauna urbana de las ciudades y están integrados en el medio en el que desarrollamos nuestra vida cotidiana. Normalmente pasan desapercibidos y sólo se hacen notar de noche, cuando los humanos descansan, o cuando, a causa de la superpoblación, comienzan a ser un problema medioambiental o sanitario. Para comer, rebuscan entre los residuos urbanos depositados en contenedores y, para ellos, no hay nada más sugerente que uno situado en una calle apartada y con la tapa abierta.
Una colonia de gatos asilvestrados no controlada puede crear un foco de insalubridad y un riesgo sanitario y molestias
Pero, una colonia de gatos asilvestrados no controlada puede crear un foco de insalubridad y un riesgo sanitario y molestias para los vecinos que no tienen por qué soportar. La extraordinaria fertilidad felina y la capacidad de las hembras para llevar a un buen término sus embarazos, convierten a éstos animales en potenciales pobladores de cuantos espacios tengan a su disposición. Los problemas se dejan sentir de inmediato, básicamente el deterioro de las condiciones de salubridad del entorno en los que los gatos son alimentados, como malos olores, suciedad, dispersión de basuras, deyecciones de los animales… además de plagas asociadas, como pulgas, o problemas vecinales debido a los ruidos, maullidos en época de celo o peleas entre los animales.
Ahora bien, la solución no pasa por el exterminio de los gatos callejeros. Casi nadie consiente el maltrato y el abandono de un animal, y tanto las conductas éticas cuanto las leyes autonómicas y las ordenanzas municipales persiguen los malos tratos. De ahí que aumente el número de voces que reclaman que los ayuntamientos tomen cartas en el asunto. También al de Arrecife. La ciudad de Las Palmas de Gran Canaria acaba de reformar su ordenanza sobre tenencia de animales domésticos en la que, por primera vez, se recogen las colonias de gatos como un fenómeno propio de las grandes ciudades que necesitan una solución eficaz y humanitaria.
Gracias a una creciente sensibilización hacia los animales y el trato ético que a los mismos debe dispensarse, se han venido reivindicando alternativas a la captura y sacrificio eutanásico de los gatos callejeros, llegando a la conclusión de que el método más efectivo y ético para el control de las colonias de gatos es la captura, esterilización y suelta en su entorno. Es lo que hacen en los hogares los dueños con sus mascotas: esterilizarlas. Y lo siguiente son los cuidadores de gatos callejeros con licencia para alimentarlos. Si, como se cree, la domesticación del gato comenzó entre el 7.500 y el 7.000 a. C, parece que ya va siendo hora de tratarlos con el debido respeto.