En Canarias se subvenciona la competencia desleal
La industria conejera, en peligro de extinción
Las medidas de apoyo a la industria parten de la errónea consideración de que sólo existen empresas industriales en Gran Canaria y Tenerife, y no en las restantes islas.
Si eres empresario industrial y desarrollas tu actividad en Lanzarote, mejor cierra el negocio y tira la llave al mar. O lo vendes o lo cierras o estás abocado a la ruina, no hay más alternativas. La industria es una actividad económica que está en peligro de extinción en las islas menos habitadas del Archipiélago. Así de sencillo. ¿Y cómo es eso?
La explicación esté en que en Canarias se subvenciona la competencia desleal. Esta afirmación se fundamenta en que, lejos de alentarse el desarrollo industrial en un plano de igualdad y libre competencia en el conjunto del Archipiélago, las medidas de protección implementadas hasta ahora están favoreciendo sólo a las industrias radicadas en Gran Canaria y Tenerife. El tejido productivo restante está abocado a la desaparición o a la marginalidad.
Este grave error de planteamiento está quebrando la letra y el espíritu de las ayudas al transporte en las cinco islas menos habitadas del Archipiélago y ahogando su frágil industria, al favorecer a unas empresas en detrimento de otras y, con ello, vulnerando la libre competencia industrial en el mercado interior. Las actividades afectadas en mayor o menos medida son las industriales. Es decir, el conjunto de procesos que tienen como finalidad transformar las materias primas en productos elaborados.
Hay en la isla unas trescientas industrias que emplean a casi dos mil personas
Entre la actividades industriales se encuentran las panaderías, los derivados de las harinas para consumo humano y animal, las queserías, las artes gráficas, las reparaciones, la industria del vino y las bebidas en general, la artesanía, la producción de agua y energía, las salinas, la construcción, los chorizos de Chacón, la moda o la mecánica, entre otras. En total, unas trescientas empresas que emplean a casi dos mil personas.
El fondo del problema radica en que con el reconocimiento de la Unión Europea del carácter ultraperiférico de Canarias, se arbitraron diferentes medidas de apoyo a la industria desde la errónea consideración de que sólo existen empresas industriales en las islas Gran Canaria y Tenerife, y no en las restantes. Por lo tanto, las ayudas al transporte, por ejemplo, están resolviendo tan sólo la problemática derivada de los sobrecostes de la ultra periferia de las empresas de las islas antes citadas, pero no de las cinco restantes (seis, si se considera la islita de la Graciosa).
Las medidas de apoyo a la industria canaria se han diseñado en un solo sentido
La falsa creencia de que no hay industrias en las cinco islas menos pobladas ha auspiciado un sistema que las reduce a meras receptoras de mercancías para su consumo, pero no para producir, mantener y generar tejido industrial, distribuir e incluso exportar bienes manufacturados. Dicho de otra manera, las medidas de apoyo a la industria canaria se han diseñado en un solo sentido: desde las dos islas más pobladas hacia las restantes, pero no en sentido contrario.
Las medidas adoptadas sólo benefician a las empresas industriales localizadas en Gran Canaria y Tenerife y agravan los problemas derivados de los sobrecostes de la doble insularidad de las empresas de las cinco islas menos pobladas. Un verdadero drama al cual no hay manera de poner remedio, ni encontrar políticos que quieran entenderlo.