El Supletorio ha sido redactado por el Gobierno de Canarias
Plan General de Arrecife, un palo a lo público
Propone eliminar de un plumazo más de doscientos mil metros cuadrados de sistemas generales contemplados en el Plan General en vigor.
No estamos ante una broma de mal gusto. Más de cinco años le ha llevado al Gobierno de Canarias redactar el documento de Aprobación Inicial del Plan General de Ordenación de Arrecife y entregarlo a su legítimo dueño: el Ayuntamiento de Arrecife. Lo más extraño es que el Plan ya fue aprobado inicialmente en agosto de 2014 y sometido a información pública, pero, repentinamente, el propio Gobierno autónomo dio marcha atrás y suspendió el proceso mediante un balbuceante y desconcertante alegato.
A la espera de desentrañar el Plan en detalle, puede afirmarse sin temor a equívoco que propone eliminar de un plumazo más de doscientos mil metros cuadrados de sistemas generales contemplados en el Plan General en vigor. Se trata de suelos destinados a dotaciones públicas y equipamientos colectivos que dejarían de estar adscritos a los diferentes sectores urbanísticos, atentando contra la calidad de vida futura de los ciudadanos de Arrecife.
Arrecife carece de espacios de reserva de dotaciones, equipamientos, y espacios libres y sistemas generales
La cosa es aún más grave. Al dejar de estar adscritos a los distintos sectores, estos sistemas generales desaparecen: si el Ayuntamiento quisiera obtener parte o toda esa superficie, deberá arbitrar otros mecanismos para obtenerla, como la expropiación -pagando por ello-. En paralelo, en una oda al neoliberalismo, se propone aumentar la superficie lucrativa de los propietarios de dichos sectores sin compensación alguna para la ciudad. Eso para ir haciendo boca.
Lo más llamativo es que la eliminación de estos sistemas generales se hace con la única intención de favorecer a los propietarios de grandes bolsas de suelo en el municipio, a pesar de que cuando comenzó la Revisión del Plan General, el diagnóstico realizado sobre la ciudad indicaba que, en primer lugar, Arrecife carece de espacios de reserva de dotaciones, equipamientos, y espacios libres y sistemas generales, y, en segundo lugar, se detectó una baja densidad en la edificación y un excesivo consumo de suelo, anunciando la necesidad de densificar la ciudad. Esta situación se veía agravada por las pésimas infraestructuras y servicios existentes en los barrios, según el citado diagnóstico.
El Plan propone un aumento de la superficie lucrativa en los sectores en los que “desaparecen” los sistemas generales
Pero, si este era y es el diagnóstico, ¿cómo es posible que las propuestas vayan exactamente en sentido contrario? Debe ser porque el papel lo aguanta todo. Con la falsa excusa de que el Plan en vigor ha mantenido numerosos sectores paralizados en el municipio, al contener precisamente sistemas generales adscritos que dificultan o impiden el desarrollo de los sectores urbanizables, el Gobierno de Canarias trata de incentivar su desarrollo. De ahí que se hayan reordenado las bolsas de suelo eliminando “la carga” -en realidad un deber-, que para sus propietarios supone asumir que les sean adscritos sistemas generales. Pero, además, el Plan propone un aumento de la superficie lucrativa en los sectores en los que “desaparecen” los sistemas generales, con notables incrementos en la edificabilidad que, en algún, caso alcanza el 30 por ciento.
Con el Plan General en vigor, la denominada Adaptación Básica de 2004, el Ayuntamiento de Arrecife pretendía obtener sistemas generales adscribiendo los derechos edificatorios de sus propietarios a otros sectores de suelo urbanizable. Es decir, transfiriendo sus derechos edificatorios a otras zonas de la ciudad, un mecanismo habitual y no oneroso para las arcas públicas de obtención de suelo público a través del planeamiento.
Parece que con esta propuesta de Plan General reaparece la mala costumbre de intentar planificar a la carta los deseos de algunos grandes operadores de suelo, dejando en segundo término los intereses generales de la mayoría de la población. Un palo en toda regla a la dimensión pública del planeamiento.