Opinión

El cuidado de los bienes públicos y comunes. El caso de los incendios

El cuidado de los bienes públicos y comunes. El caso de los incendios

1. BIENES PÚBLICOS
Hoy, constituye un lugar común afirmar (algunos lo hacen de forma apasionada) que solo la propiedad privada, además de ser la única eficiente, es capaz de cuidar con atención los bienes que maneja. Supóngase que admitimos sin más esa extendida tesis. Aún así, hasta la Economía Convencional acepta que la preeminencia de la propiedad privada no existe en determinados casos. Se trata de lo que, técnicamente, se denomina como “Fallos de Mercado” a los que, nadie se extrañará, no se les suele mencionar ni estudiar con mucho entusiasmo. Uno de sus supuestos más contundentes es el de los “Bienes Públicos”. Se trata de unos bienes muy peculiares: a) porque no son excluyentes como los bienes privados. Es decir hay libertad de acceso y consumo, sin necesidad de pagar ningún precio y b) su consumo no es rival. Es decir son bienes que no se agotan por el hecho que una persona los consuma, porque el consumo de alguien no impide el consumo de los demás.
 
Un sencillo ejemplo aclarará lo que parece realmente extraño. Hay bienes necesarios para la vida como el aire para respirar. Se trata de un bien público, porque a) existe libertad de respirar sin tener que pagar por ello. No es excluyente, al menos por ahora. Y b) cuando respiro, no rivalizo con nadie más y todos pueden seguir respirando, también por ahora. No existe rivalidad en el consumo. Los manuales de Economía suelen poner otros ejemplos como la luz de un faro, la luz del sol que me permite poner un placa en la azotea, el agua limpia de un río, el paseo por un bosque, mirar las estrellas…
 
La principal razón por la que la propiedad privada no puede cuidar estos bienes es que nadie se tiene que hacer responsable de ellos. Están ahí y estarán siempre ¡son inacabables! Por eso, si podemos consumirlos sin pagarlos… “a mí que me registren, no seré yo el bobilín que los cuide”. Y si nadie es responsable y nadie los cuida, ocurre lo que hoy es una evidencia y un drama para la Humanidad. El terrible destrozo de los Bienes Públicos: el cambio climático, la invasión de los plásticos, la contaminación de las aguas y del aire, la desertización, los atascos, las saturaciones, las migraciones. Cierto es que la lacerante percepción que hoy se tiene sobre el estado de nuestra Biosfera, no existía hasta hace medio siglo.  Fue necesario que los niveles y los ritmos de consumo se multiplicaran y se sobrepasara la posibilidad de regeneración de nuestros bienes públicos. Con una situación fuera de control, entró en funcionamiento la segunda ley de la Dialéctica, aquella que declara “los saltos de cantidad en calidad”. Y cuyos efectos ya fueron analizados en prospectiva en 1972 por el Club de Roma, en su informe sobre “Los límites del Crecimiento”. Y, desde entonces, se evidenció socialmente que: “es imposible el crecimiento continuo en un mundo finito”.
 
Su consecuencia evidente fue comprobar la necesidad de encontrar una estrategia para gestionar y cuidar nuestros bienes públicos, diferente a la del mercado. De eso ya hablaremos.
 
2. ECONOMÍA LINEAL Y ECONOMÍA CIRCULAR
2.1. Simplificando, Economía Lineal es aquella que tiene en cuenta todo el proceso productivo desde el final y solo desde el final: la cantidad de bienes o servicios producida. Su análisis se centra en la cadena de producción del valor. Su estrategia es maximizar las salidas (la producción).  Su contabilidad se centra en el saldo de entradas y salidas monetarias. Por eso no considera los residuos físicos que puedan originarse (no existen porque no significan nada contabilizable por la empresa). Su objetivo es maximizar las salidas. Y, así, nos tienen acostumbrados a su continua letanía con los porcentajes de incremento sobre el periodo anterior. En resumen, se mide (y se valora) por medio de una contabilidad exclusivamente monetaria. Su principal problema es que desatiende y no toma en consideración la cadena de residuos físicos y consecuencias colaterales de todo tipo (por supuesto incluidas las sociales) que ocasiona todo su proceso productivo. (Técnicamente se conocen como externalidades o deseconomías externas). Así, el que vende botellas de agua de plástico, no se preocupa sino de que se las paguen. Lo demás no es asunto suyo.
 
2.2 Simplificando, Economía Circular es aquella que tiene en consideración y atiende a los procesos productivos en su integridad. Tanto en sus aspectos monetarios como físicos, tanto en sus salidas como en sus entradas y, también, en sus residuos. Pero, además, su principal característica se centra en considerar los residuos como recursos, los deshechos como riqueza. Esta idea, revolucionaria en la sociedad de las modas, del usar y tirar y del consumismo desenfrenado, va a tener tremenda potencia transformadora. A partir de ahora se va a tener que priorizar el reciclaje, la reutilización, el ahorro de recursos, la austeridad social. Ahora, la actividad productiva deja de ser lineal y despilfarradora y se transforma en circular y ahorradora. Las entradas serán tan importantes como las reentradas. Y la actividad económica no se va a medir (y valorar) por las salidas (por ej. tantas unidades con un % anual de crecimiento). Tendrá que valorarse, además de las “salidas” convencionales,  el conjunto y la densidad de los nuevos procesos que reutilicen los antiguos residuos convertidos en recursos, también que utilicen recursos renovables no utilizados (fuentes energéticas primarias), y también que gestionen recursos del mundo rural abandonados por la despoblación… En suma, se va a medir por la densidad y potencia de sus procesos, reprocesos y ahorros [hoy aparecen, por ejemplo, como ahorro de emisiones contaminantes]. En suma, irse acercando a una forma de organizar la sociedad de acuerdo con el viejo descubrimiento del ilustrado químico Lavoisier “nada se crea ni se destruye, solo se transforma”.
 
3. LA ECONOMÍA DE LOS CUIDADOS
Ya podemos relacionar dos cosas. La primera es que los Bienes Públicos, a pesar de su importancia vital para nuestra supervivencia en la Biosfera, no pueden ser manejados por el mercado y resulta obligatorio cuidarlos y gestionarlos socialmente. La segunda es que la forma más adecuada es la de la Economía Circular. La que permite ahorrar recursos ( es decir, la eficiencia), las reutilizaciones  y las “reentradas” y, en fin, habilita para la lucha social por la imprescindible Sostenibilidad Global. 
 
Por esas razones, hoy, por infinidad de resquicios de la sociedad mundial, está surgiendo con inusitada potencia la exigencia de cuidar y atender los Bienes Públicos. Algunos de ellos son de obligada dimensión universal. Y todos sabemos que la Humanidad del primer siglo del segundo milenio de nuestra era, no está a la altura de esta exigencia. Y que tendremos que seguir haciendo enormes esfuerzos para que los deficientes e incompletos Acuerdos de Tokio (1997) y París (2017) se vayan completando y culminando de forma correcta. 
 
Pero donde de verdad se está librando la verdadera batalla, es en el día a día en cada uno de los pueblos de la Tierra. Porque es cierto que hay que tener una Ordenación Mundial, pero esta nunca será real si no se conquistase todos los días en todos y cada uno de los lugares. La sociedad canaria, también. Y, en opinión de muchos, con un nivel de exigencia superior, debido a nuestra actual especialización económica en turismo de masas. Porque esa especialización se fundamenta en ofertar residencia de calidad, “excelente”, para animar a que nos visiten. Y el éxito de esa “invitación” dependerá de la calidad de lo que les ofrezcamos. Y, todos lo sabemos, el clima, el mar de las playas, el aire de nuestras ciudades y pueblos, los paisajes naturales y humanos, la tranquilidad social , calidad de los servicios (trabajo decente, urbanismo “humanizado”, comidas sanas de kilómetro cero…) dependen de la salud de nuestros Bienes Públicos. Y será la valoración que hagan de ellos la que decidirá su elección de destino. 
 
En Canarias, el cuidado de nuestros Bienes Públicos está bajo mínimos, entre otras mucha cosas, por el predominio incontestable (cantos de sirena aparte) de la Economía Lineal en la actividad turística. Su estructura empresarial solo puede estar preocupada por sus “salidas”, medidas en beneficios contables. Y si consiguen mejorarlos con trabajo precario, lo hacen. Si consiguen alimentos y bebidas a precios más baratos que los de la producción local, los importan. Si alguien les vende que con una regasificadora les bajan los precios de la luz, la defienden sin más...Pero todo esto se puede hacer porque el “destino canario” tiene unos valores excepcionales que les permite, en ocasiones, batir récords durante varios años, como ocurrió hace poco. Y ese destino, basado en unos Bienes Públicos excepcionales lo están utilizando (ingresos invisibles) en su contabilidad de beneficios. Y, gratis. Porque ya aparecerá alguien que se encargue de atenderlos. Y así se está degradando el destino canario. [NOTA. Acepto que esta visión está simplificada, pero la expreso para caracterizar en poco espacio las ventajas de la Economía Circular]  
 
4. LOS INCENDIOS
Todo lo anterior viene a cuento al intentar entender y explicar los persistentes incendios, fuera de todo control, que nos están asolando. Aquí es necesario recordar que se trata de un fenómeno del actual modelo de sociedad mundial, que se desata en las temporadas calurosas arrasando lo mismo el Portugal continental y las islas griegas, que se desenfrena en Australia, Brasil o California.
 
Es interesante constatar que la totalidad de las reflexiones y valoraciones que vienen apareciendo estos días aquí en Canarias, encuentran su explicación en los tremendos cambios producidos en las últimas décadas y que han afectado sobre todo al sector primario y han forzado la despoblación de  la cumbre y las medianías. [Solo un dato para darnos cuenta de tamaña mutación. Hace sesenta años, la población activa canaria en el sector primario pasaba del 54%, en la actualidad, y hace ya bastantes años, está anclada en el 2,5%].
 
Por eso, en aquellas fechas los incendios como hoy los conocemos, ni existían. No solo porque las masas forestales de pinares fueran mucho más escasas (caso de Gran Canaria), sino porque los montes estaban cuidados. Y es que los canarios del monte arramblaban con cualquier madera porque las necesitaban para guisar sus potajes; la pinocha viajaba en camiones, cargados de forma increíble hasta allá arriba, a los almacenes de la costa para aquellar los racimos de plátanos; las olorosas retamas se podaban para hacer la cama del ganado y estercolar las fincas; las yerbas y los pajonales eran la comida de ovejas y cabras… En aquellas circunstancias, lo que funcionaba era una “sui generis” Economía Circular en la que no existían ni residuos ni despilfarro. La población rural había adquirido las sabidurías necesarias para inventarse avant la letre la economía sostenible. En resumen, los montes (los bienes públicos forestales) estaban cuidados y limpios en aquellas fechas.
 
La situación actual, como todos sabemos, está a años luz. Y la cuestión, ahora, es si será posible retornar a la vieja situación o, por ser ésta inimaginable, tratar de buscar y encontrar otra forma de cuidar y atender los bienes públicos de medianías y cumbre.
 
5. PROPUESTAS
Todo el mundo está de acuerdo que, para intentar dejar atrás estos infiernos, el objetivo principal ha de ser cuidar, no solo limpiar, todas nuestras masas forestales y dar nueva vida a las zonas  que hemos llevado a la despoblación. Para ello:
 
5.1. Es necesario asumir, desde el principio, una concepción integral de la inmensa y apasionante tarea que supone intentar cuidar y atender nuestro patrimonio natural, nuestros bienes públicos de las masas forestales. Al final, tendremos que llegar a un Plan de Acción, que actúe en la práctica incluso más allá de la legalidad de las propiedades.
 
5.2. Creo que lo primero es ordenar los aprovechamientos que algunos ganaderos y agricultores vienen ya realizando, o que quieran regresar o iniciar esa actividad. En tanto que cuidan nuestro patrimonio se debe facilitar y clarificar sus actividades. Evitando papeleo y burocracia. Situándose a pie de monte, llegando a ellos antes que tengan que pensar en venir a nosotros. Para solucionar no “sus”, sino nuestros problemas. Porque ellos son los protagonistas, los únicos indispensables. Se realizará así un primer mapa de cuidados.
 
5.3. A corto plazo, los recursos privados que puedan movilizarse seguro que son insuficientes. Por eso se propone que, desde el Cabildo, junto con los Ayuntamientos correspondientes y (¡muy importante!) con la población local, se formen profesionalmente y se contraten para determinadas zonas equipos de cuidados forestales (¿recuerdan los antiguos llamados peones camineros?), a ser posible con personal local. Su finalidad será poner en marcha, desde sus zonas respectivas, actividades de economía circular dirigidas a suministrar recursos a la agricultura isleña profesionalmente más avanzada. Que los está necesitando!!
 
5.4. Se actuará también para mejorar, recuperar y mantener una antiquísima red de caminos, senderos y veredas que constituyen uno de los más valiosos patrimonios de nuestras zonas rurales. Para uso exclusivo de caminantes, prohibiendo cualquier artilugio con ruedas, que estarán limitados a las pistas y caminos asfaltados. La organización, dirigida por guías locales, de recorridos más o menos especializados y de duración variable, tendrá interesantes efectos multiplicadores a pequeña escala. Esta actividad se llevará a cabo de la forma institucional descrita en 5.3.
 
5.5. Se promoverá la vuelta a la agricultura y a la ganadería de las zonas más idóneas y que, como nos vienen explicando estos días, servirá también como piezas de separación y resguardo entre masas forestales. La puesta en marcha de cooperativas, con condiciones de inicio atractivas, será la fórmula preferida. Caso de no prosperar, se podrá intentar que las actividades agrarias se lleven a cabo por pequeñas entidades públicas empresariales locales (EPEL) en las que no cabe el funcionariado. Todas estas posibles entidades productivas, además de lo que se verá después, deberían culminar en la creación o aprovechamiento  de una cooperativa comercializadora, profesionalizada, democrática y transparente con su contabilidad colgada en la red.
 
5.6. La principal fuente de financiación externa de todo este Plan sería la nueva tasa ecológica (propuesta por quienes forman el actual Gobierno de Canarias) a pagar por quienes nos visitan. Si, por ejemplo, se ingresara 1 euro por cada pernoctación, se alcanzaría un importe de unos 22 millones anuales, solo en Gran canaria.
 
5.7. Ese Plan de Cuidados, para hacerse sostenible, debería incorporar a las grandes cadenas comerciales, a la restauración y a la hostelería. Invitándolas a participar en esta propuesta de Economía Circular y a comprometerse en la apuesta de representar y apostar por los productos agrarios del Kilómetro Cero. Además, esto les serviría de enorme gancho publicitario.
 
5.8. La extraordinaria movilización solidaria de voluntades que se viene fraguando estos día y que restalló con toda su potencia este sábado en Las Canteras, tiene que constituirse en el principal baluarte para que los cuidados lleguen y se queden en nuestros montes y medianías. Y que empecemos de una vez a darle la vuelta a su abandono tradicional.
 
5.9. Un dato relevante. Todos nos hemos sentido muy reconfortados con el nivel de seriedad, serenidad y profesionalidad de los cuadros técnicos responsables de la lucha contra los incendios. El sentirnos seguros y que estamos en buenas manos, es el mayor de los logros conquistados estos oscuros días. Somos más ricos como sociedad. Y, además, a ese equipo de profesionales, se deberán sumar tantos otros que están escondidos, en ocasiones en los entresijos de la administración. Serán la columna vertebral de los recursos a organizar para hacer frente a este Plan para cuidar nuestros bienes públicos.
 
Es cierto que este Plan es solo una parte de la Sociedad de los Cuidados Comunes que tenemos que construir. Pero reúne especiales características y, nunca mejor que hoy, debe aprovechar todos los buenos propósitos que socialmente nos hemos marcado.  Ser capaces de acoger, hilvanar y poner a funcionar los enormes ofrecimientos de voluntarios y colaboradores es una realidad que no podemos desaprovechar.

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