ACOSO

El acoso escolar afloja en los centros educativos de toda Canarias

Stop al acoso escolar.
La mejora estaría relacionada con la creación el curso pasado, y en todos los centros, de la figura de la persona coordinadora para el bienestar y la protección del alumnado
El acoso escolar afloja en los centros educativos de toda Canarias

Las cifras más recientes sobre acoso escolar en Lanzarote indican que dos de cada diez estudiantes de sexto de Primaria de Lanzarote han sufrido acoso escolar en alguna ocasión, según un estudio realizado por el colectivo ‘Actúa’ en 2019 y que contó con la colaboración de La Caixa y el Cabildo. La investigación se desarrolló en 20 centros educativos y alcanzó a 970 escolares, constatándose que el 9 por ciento del alumnado entrevistado reconoció haber sido agredido y la mitad había visto alguna agresión en el patio de su colegio.

Coordinadora para el bienestar y la protección del alumnado

Con motivo del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, el Gobierno de Canarias señala que el número de casos se ha reducido en un 66,6 por ciento en lo que va de curso, según datos del Servicio de Prevención y Ayuda contra el Acoso escolar (SPACAE) de la Consejería de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes.

El número de activaciones de los servicios competentes por posibles casos de intimidación física o verbal ha pasado de las 66 registradas entre de septiembre y octubre de 2022 a las 22 del mismo período de este año. A juicio de la Consejería de Educación, esta mejora en las cifras estaría relacionada con la creación el curso pasado, y en todos los centros públicos y concertados de Canarias, de la figura de la persona coordinadora para el bienestar y la protección del alumnado. En total, en el curso 2022-2023 se abrieron en Canarias 343 expedientes por posible acoso escolar, de los que se confirmaron 36.

Conseguir la intimidación de la víctima

El acoso escolar se caracteriza por ser una conducta intencional, repetida y mantenida en el tiempo que pretende conseguir la intimidación de la víctima, se da entre compañeros de clase y se manifiesta de manera psicológicaverbal y/o física. El acoso escolar afecta a uno de cada tres o cuatro niños y niñas, aproximadamente, por lo que lamentablemente está muy extendido. Los últimos cursos de Primaria y primero y segundo de la ESO de los centros educativos son los cursos con mayor incidencia de acoso escolar, según un estudio realizado por el Cabildo de Gran Canaria, una información que podría extrapolarse a otras islas.

Aunque los afectados a menudo guarden silencio, el acoso y el ciberacoso se resisten a desaparecer. La Asociación Canaria No Al Acoso Escolar (ACANAE) se constituyó para luchar contra el acoso escolar (bullying) y el ciberacoso (ciberbullying) en el archipiélago. Tristemente, siguen en el punto de mira de los acosadores determinados alumnos y alumnas como son las personas con discapacidad, de diferente perfil racial, LGBTI y/o personas con menos recursos económicos. Estos actos violentos tienen repercusiones negativas considerables, fundamentalmente en los rendimientos escolares, la salud mental y la calidad de la vida en general.

Del acoso al ciberacoso

El ciberacoso es una nueva forma de maltrato entre iguales caracterizado por el daño reiterado e intencionado causado a través de la utilización de las nuevas tecnologías. El envío de mensajes ofensivos, la divulgación de cotilleos o rumores a través de Internet, la manipulación de contenido para perjudicar a la persona o la grabación y publicación de agresiones son ejemplos de ciberacoso, asegura ACANAE. Un acoso telemático puede ser la continuación del producido en el aula o puede obedecer a un nuevo caso.
La línea que separa el ciberbullying del bullying es, a día de hoy, prácticamente inexistente, ya que, muchas veces, el ciberacoso es una extensión más del acoso tradicional o acoso dentro del aula. Presentan muchos puntos en común como, por ejemplo, que se produce entre menores, que existen los mismos roles (víctima, agresor y espectador) y que se pretende conseguir la intimidación de la víctima, como ha podido acreditar ACANAE. A diferencia del acoso presencial, el ciberacoso puede ser anónimo, y los padres y madres deben estar muy atentos.

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