CRISIS SANITARIA

"La mascarilla es la única diferencia que notamos entre volar antes y volar ahora"

Nínive y Vanesa, dos estudiantes lanzaroteñas que regresaron a la isla en el vuelo de Iberia Express en compañía del pasajero contagiado con coronavirus, detallan con precisión cómo fue el viaje.

"La mascarilla es la única diferencia que notamos entre volar antes y volar ahora"

Nínive y Vanesa atienden por videollamada a Biosfera Televisión. Están en el hotel que el Cabildo de Lanzarote ha puesto a disposición de los pasajeros del vuelo de Iberia Express IB 3856 en el que viajaba un vecino de Tinajo contagiado por el SARS Cov 2, el virus del tipo coronavirus que ha provocado la covid-19, enfermedad que en este país se ha cobrado la vida de miles de personas. 

Estudian en la Universidad de Alcalá de Henares y cuando estalló la pandemia "decidimos quedarnos allí por precaución". Dos meses y medio después deciden regresar a la isla, con la mala suerte que eligen el vuelo que les mantendrá otros 14 días en cuarentena. "Nos han dicho que el viernes nos hacen la prueba -se refieren a la PCR- pero no sabemos si hay que ir al Centro de Salud o vendrá aquí -al hotel- a hacerla".

El vuelo que les trajo de vuelta desde el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, no fue demasiado distinto a cómo recordamos volar antes de que estallara la crisis sanitaria. No les tomaron la temperatura. La única diferencia, que todo el mundo lleva mascarilla. "Entramos al aeropuerto y facturamos las maletas como siempre ha sido. Los empleados llevaban mascarillas", cuentan las jóvenes. "Luego a la hora de embarcar la Guardia Civil comprueba el justificante del viaje y de allí nos metieron a todos juntos en la guagua que lleva al avión".

Apelotonados en la guagua y en el avión

Las dos chicas nos cuentan que al llegar a la escalerilla del avión todo el mundo guardó cola para subir, igual que se hacía antes y que, una vez dentro del avión "si uno se demora en colocar la maleta" se repiten las aglomeraciones y el tener a uno pegado, literalmente, detrás de tí esperando pasar hacia su asiento. Como en la vieja normalidad pero con mascarilla. "Lo único es que dejaron el asiento del medio libre", relatan, "lo que sí da una sensación de seguridad".

Al llegar a Lanzarote fue cuando empezaron a ver que las cosas no iban bien. "Subieron unos miembros de la Guardia Civil y se encaminaron hacia el asiento que ocupaba el hombre", muy cerca del asiento de Vanesa. "Le pregunté a Nínive", que viajaba unas filas más adelante "si sabía lo que pasaba, pero tampoco me dijo". Pasado un tiempo el pasaje empezó a bajar del avión "y nos iban separando para ser atendidos por enfermeros que nos dijeron lo que pasaba".

A partir de ahí, lo ya sabido: les dieron la opción de ir a casa o desplazarse a un hotel. En ambos casos para guardar una cuarentena de 14 días y someterse el viernes a la PCR. "Decidimos venirnos al hotel para no poner en riesgo a la familia, porque no sabemos si en la guagua pudimos haber tenido algún contacto con el pasajero contagiado". Y allí matan las horas a la espera de, por fin, volver al hogar.

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